miércoles, 13 de mayo de 2009

¡Qué cinismo!

Leer la columna de opinión de José Obdulio en El Tiempo es un ejercicio dispendioso. No por su extensión, ni por su lenguaje soez e hipócrita, sino por que frase tras frase lo único que se limita a decir son falacias del mayor calibre recargadas de la peor agresividad. José Obdulio es el testaferro ideológico del presidente Uribe, ése presidente que ya no lee prensa ni ve noticieros pero que manda a sus secuaces a defender sus abusos y disfrazar sus embarradas. Claro ejemplo de esto es la columna publicada hoy miércoles 13 de mayo de 2009; para comenzar, el artículo osa llamarse “sí a la reelección”. Como es costumbre, introduce el tema con un sesgo que resulta peligroso y que apunta a polarizar la opinión. Véamos cómo se refiere a los no uribistas (hemos dicho en estas páginas que no se hablará de antiuribistas): “La minoría política colombiana, la secta de la antirreelección, está convencida de que la mayoría política, los reeleccionistas, somos una turbamulta de oligofrénicos y tarados.”. Se debe resaltar que los términos con que el señor Gaviria se refiere a la minoría colombiana apuntan precisamente a compararla con una “secta”; las sectas bien se sabe, sea cual se su razón, no son conocidas como una buena cualidad. Utilizar este lenguaje maquillado y mediocre envía un mensaje agresivo nada conveniente para la deliberación colectiva y el ejercicio democrático.

Sigamos adelante: para José Obdulio está claro que los que no están con Uribe necesariamente deben estar con el enemigo, esto es: las FARC. Veamos estas líneas pobremente escritas y dolorosamente leídas; así se refiere a la necesidad de no promover la nueva reelección y los motivos que tenemos para oponernos a ella: “por fin se ha encontrado al líder que ha de suceder al tirano Uribe, al guerrerista, al insensato que nos quita al Caguán, nos niega el acuerdo humanitario para canjear 'prisioneros de guerra' en manos del Estado por 'prisioneros de guerra' en manos de la guerrilla (que el Presidente, intransigente, insiste en mal llamar secuestrados); que trabaja los sábados y domingos (que son días de guardar) y pretende contradecir el mandato divino, que ellos sí sabrán respetar, de que Colombia sea, por siempre, un país mal gobernado, pobre y violento”.

Estas líneas del testaferro mediático de Uribe demuestran claramente el pensamiento retrógrada que trata de imponer el Presidente, como figura autoritaria y omnipotente que es, violando la Constitución y las leyes, los valores democráticos, éticos y políticos. Para Gaviria y Uribe, el único capaz de manejar las riendas del país es el Presidente y para ello se sirven de interpretaciones reforzadas de los hechos que se limitan a discusiones semánticas muchas veces, y otras a interpretaciones o percepciones. Es que no es sólo esta columna, también ya se ha hablado en estas páginas del libro sobre Parapolítica y de los mismos argumentos sesgados e irracionales de un personaje que se jacta de ser un “académico”; por ejemplo, afirmar que deseamos el regreso de la Zona de Distensión.

Si Gaviria fuese la mitad de lo académico que dice ser, se opondría por simple sentido común a la imposición de una reelección. Parece ser que la formación de Gaviria ha sido siempre ser un segundón, un mandadero que hace el trabajo sucio y que no recibe crédito sino huevos en la cabeza.

Ahora este personajillo de quinta, pretende lanzarse al Congreso; Con Ojos de Estudiante se pregunta: ¿quién será tan insensato como para votar por personaje tan tenebroso?

PUNTILLA: son muchos los escándalos que amenazan la popularidad de Uribe: DAS, zona franca Uribe-Moreno, falsos positivos, parapolítica, al mismo tiempo, ya comienzan a verse la cortinas de humo como la salida en falso del Dr. Ternura ex comisionado de paz Luis Carlos Restrepo al negar la existencia las chuzadas, la oferta de recompensas por información de los culpables de la chuzadas (¿ya denunciaron a José Obdulio?) y debate en el Senado ayer por la zona franca al cual Tom y Jerry no asistieron por miedo a quedar en evidencia públicamente: lamentable lamentable. El régimen tiembla y parece ser que el sol le pega en la espalda en su séptimo año de mandato.

domingo, 10 de mayo de 2009

¿Reelección?

Parece ser que la agenda legislativa sólo se ocupará de los referendos: agua, prisión perpetua para violadores y reelección (desde la promulgación de la Constitución de 1991 no había representimiento comparable de proyectos, hoy supera la cifra por más de 70 proyectos). Los legisladores colombianos siempre se han caracterizado por aprobar reformas y leyes sin mayor discusión, es parte de una deficiente cultura democrática. Se dio en la primera reelección y se está dando con la discusión del referendo promovido por la bancada de gobierno. Las consecuencias institucionales de la modificación que se pretende hacer a la constitución no han sido contempladas y aquellos de la oposición que tratan de promover un debate de altura se quedan con los crespos hechos ante la apatía y el silencio de la bancada de gobierno.

Es lamentable que un asunto de mayor trascendencia pase sin mayor discusión los debates que por ley debe transitar. Los parlamentarios colombianos le hacen el quite a su responsabilidad política; responsabilidad que no debe reducirse a votar sino, a votar a sabiendas de que se ha llevado una discusión seria y respetuosa independientemente de si se está o no de acuerdo con la iniciativa. Es esa misma irresponsabilidad la que ha mostrado el Presidente durante sus siete años de gobierno. Para comenzar, la bandera principal de campaña (además del corazón grande y su mano fuerte) era cero politiquería; pues bien, parece ser que durante el mandato de Uribe, además de torcerle el cuello a la ley cuantas veces se ha querido, se ha promovido un clientelismo que parece ajeno a esta cultura política corrupta e ignorante.

No se trata aquí de si somos o no uribistas, se trata de la defensa de la democracia propiamente dicha. Es decir, la discusión que se debe dar en el Congreso respecto al Acto Legislativo que pretende cambiar la elección del Presidente, debe ser responsable y debe tocar temas de fondo y no limitarse a la redacción de la propuesta de artículo o a las discusiones semánticas de la misma; una reforma constitucional como la que se pretende aprobar modifica cuestiones de fondo, como la elección de entes de control y altos magistrados (no cuestiones ligeras o de poca monta).

Lo menos que podemos exigir de nuestros representantes, incluyendo los de la bancada de gobierno (que como los señaló la revista SEMANA parecen borregos que responden sólo a burocracia), es que se discutan la reforma y sus consecuencias sin el sesgo personalista que crea Uribe (o la necesidad de vencer a los adversarios del mismo).

Todo lo anterior no se daría en un país que le da prioridad a los valores democráticos antes que a los intereses personalistas. Lo lamentable es que Uribe se ha encargado de promover la segunda, polarizando día a día a la opinión pública, llevando a que los uribistas vean a los no uribistas (y no, antiuribistas) como el enemigo y no como la contraparte de un debate que debería llevarse con los más altos estándares éticos.

Más lamentable aún es, que hasta ahora los medios de comunicación decidan ocuparse de un asunto tan trascendental como son las funestas consecuencias que tendría una tercera elección o de Uribe, o la aprobación del referendo reeleccionista y no limitarse a preguntarse si el Primer Mandatario aspiraba a un tercer mandato o no (deseo que se evidenció hace mucho). Igual de lamentable es que no sean visibles los válidos argumentos que esgrimen los de oposición y en cambio se limiten a pasar ¨tomas¨ del Presidente cuadrándose la corbata o dándole un abrazo a una anciana campesina en un consejo comunal.

Por esta vez la clase dirigente debería actuar en pro de la sociedad y sus instituciones y no por ser complaciente con el primer mandatario.