martes, 30 de septiembre de 2008

Los nuevos magistrados de la Sala Disciplinaria

El nombramiento de Ovidio Claros y Pedro Alonso Sanabria pone a temblar a todas las altas Cortes de la rama jurisdiccional.

Por una parte, el primero de ellos, no debió haber sido elegido en primer lugar dado que tiene cuentas pendientes con la justicia, específicamente con la jurisdicción de familia donde cursa un proceso en su contra por no pagar alimentos de sus hijos (¡qué exabrupto: un abogado de tal “talla”!). En segundo lugar, graves acusaciones en su contra por su desempeño como Contralor de Bogotá (actualmente cursa en su contra un proceso de responsabilidad fiscal por contrataciones irregulares). Adicionalmente, el nuevo magistrado de la sala disciplinaria (encargado de juzgar a los que han juzgado a los parlamentarios involucrados en parapolítica) tiene antecedentes que lo vinculan directamente con la política, el clientelismo y unos resultados que poco o nada dicen de una gestión aunque fuera, decente.

Este es uno de los personajes nombrados a dedo por el Presidente Uribe, que en vez de contribuir a fortalecer las instituciones con la participación de grandes juristas que defiendan el Estado social de derecho, muestra un clientelismo que no tiene límites y que lo único que busca es politizar las decisiones de la justicia a través de favores y prebendas.

El segundo personaje, el “Dr.” Sanabria tiene más experiencia en las campañas locales que en el campo del derecho. Mucho menos es un gran jurista, es una cuota directa del cuestionado líder conservador Ciro Ramírez. Todo esto, denunciado por el periodista Daniel Coronell.

Lo que debemos proponer, además de analizar lo que se está proponiendo en la actual reforma a la Justicia y la otra reforma, la política, es en primer lugar: un sistema de elección justo y meritocrático de los jueces de las altas cortes; segundo, que asegure que se lleva una trayectoria intachable no en el mundo político sino en el mundo jurídico, ya sea como abogado privado o como académico además de la obvia y obligatoria opción de la carrera judicial; tercero, que blinde las altas cortes de nombramientos políticos como el de Ovidio Claros y mucho otros; cuarto, establecer inhabilidades obvias como el requisito de no tener procesos judiciales pendientes (que actualmente existe pero al parecer: poco le importa a nuestro Presidente).

Por otra parte, en columna de esta Semana, la periodista María Jimena Duzán hizo la grave acusación según la cual, el magistrado Claros y el magistrado Sanabria, recibirían las tutelas que se interpongan contras las decisiones de la Sala Penal de la Corte Suprema, claro está, referidas a los procesos de la parapolítica: no tiene presentación que el nombramiento de estos dos cuestionados personajes obedezca a la intención del Presidente de sacar a sus amigos de los problemas y decisiones de la Justicia.

domingo, 27 de abril de 2008

Mucho Ruido

Por estos días se produjo mucho movimiento en la política. En primer lugar, el caso del primo hermano del presidente Uribe, Mario. En segundo lugar, las revelaciones de la célebre Yidis. En tercer lugar, la controversial propuesta de crear un super-tribunal y en cuarto lugar; la sindicaciones que se le hicieron a varios senadores de lo que nunca se imaginó, pudieran tener vínculos con los paras. Vamos en orden.

Qué triste y lamentable el intento de fuga del senador Mario Uribe. Es increíble que en una persona quepa tal cinismo. Es totalmente inaceptable que conocida su orden de captura, exprese su deseo de entregarse a las autoridades, y media hora después esté pidiendo asilo político en la embajada de Costa Rica para hacerle el quite a la justicia colombiana con el falso pretexto de que había una persecución política en su contra. Qué imaginación la del primo de Uribe. Esperemos que no sea un síndrome que empiecen a padecer los sindicados de paramilitares. Por otra parte, tenemos el antecedente del asilo político concedido por el mismo país, a otro político reconocido que también le hizo el quita a la justicia. No obstante, los “ticos” actuaron conforme al derecho y no se dejaron llevar por las influencias de Mario Uribe. Va a ser sin duda, un hecho que recordar y lamentar, un hecho que marcó la vida de Mario Uribe como aquél que le quería hacer el quite a la justicia. Ya bastante es que lo sindiquen de concierto para delinquir en asociación con los paras, como para que encima de todo salga corriendo a buscar asilo en otro país. Se revela su manto de culpabilidad. Es inquietante que el primo hermano del presidente, escudero y amigo, salga corriendo revelando su culpabilidad de esa manera. Si bien es cierto que cada quien responde por lo suyo, es indudable la cercanía del presidente con su primo, tanto en lo personal como en lo político. Esperemos que esa cercanía, no revele los vínculos –que muchos conocen o quieren conocer- del presidente con los paras.

En segundo lugar, las revelaciones de Yidis destaparon la verdad –que muchos conocían- sobre la controversial votación de la reelección. Se libró orden de captura contra la ex senadora por el delito de cohecho, por recibir prebendas a cambio de votos. Lo inquietante es que haya sido el propio presidente Uribe quién le ofreció cargos y puestos a Yidis para que se quedara calladita y votara a favor de la reelección. Desde un principio se supo que la reelección era ilegítima, pero no se sabía en dónde encontraba su fuente aunque ya muchos sabían que el cambio de opinión de Yidis y Teodolindo no era fortuito. Lamentablemente, es una verdad que todos conocemos pero nos la negamos: la política es sucia como ella sola. Decía María Jimena Duzán, la reelección es una “hija ilegítima”. Esperemos que no ocurra lo mismo cuando el audaz –y también salpicado por la parapolítica- Carlos García presente las firmas para que se de paso a una nueva reforma a la constitución que cambie de nuevo el “articulito” que permitiría a nuestro presidente perpetuarse “democráticamente”.

Después de una larga deliberación del presidente con sus ministros y coalición, salió a la luz una descabellada propuesta: un tribunal que juzgara las actuaciones de los altos jueces, presidente, y demás cargos que ostentan la calidad de superior en cada rama del poder. No cayó bien la propuesta entre la oposición, ni entre las Cortes. La oposición ve la oportunidad de que Uribe cree un mecanismo para salvar a sus amigotes de la imparcialidad de las Cortes. La Corte Suprema y la Rama Judicial en pleno, salieron a defender la institucionalidad de sus actuaciones y a rechazar la propuesta. No es válida la propuesta desde ningún punto de vista, se están quitando funciones esenciales a la Corte Suprema y no se puede, en un momento como el actual, poner en tela de juicio la legitimidad de la misma. Ya bastante tenemos con un congreso ilegítimo como para desprestigiar la única rama del poder, hasta ahora, a salvo de los escándalos de la parapolítica. Sin embargo, explosivas declaraciones de paramilitares, en especial de Mancuso, pusieron en entredicho la pureza de las Cortes y del Fiscal Iguarán. En dichas declaraciones, Mancuso reveló que había dado grandes cantidades de dinero a magistrados de la Corte para que votaran a favor de Iguarán. De una parte se argumenta que es la verdad, de otra parte dicen que es un complot para poner un manto de incertidumbre sobre la rama judicial del poder público. Falta investigación, pero no se descarta que salga a la luz una verdad muy dolorosa: la justicia también es para. SEMANA reveló hoy inquietantes hechos: la vinculación de altos magistrados con un curioso y peculiar sujeto del que nadie conoce mucho pero se dice que tiene grandes influencias en las Cortes y en la Fiscalía pues, dicen, es uno de los grandes amigos del Fiscal. En dichas revelaciones de SEMANA, se relata que el misterioso sujeto –que tiene vínculos con un narcotraficante en proceso de extradición- organiza paseos –y paga por ellos- para los magistrados y sus esposas. Le dedican discursos y lo tratan como si fuera uno más… ojalá no sea la gota que derrame el vaso. Recordemos el bochornoso incidente de Armando Marti, en el cual el puesto del Fiscal estuvo pendiendo de un hilo, puede que no corra con la misma suerte y se vea tras las rejas.

Por último, Armando Benedetti y la presidente del Senado Nancy Gutierrez, se vieron salpicados por explosivas declaraciones hechas por Rocío Arias. Al primero lo acusa de reunirse y hacer pactos con paramilitares y a la segunda, de recibir el apoyo del Bloque de Cundinamarca para conseguir altas votaciones que la llevarían al Senado.

Mucho ruido por estos días en el país. Veremos qué nos trae una nueva semana con nuevas capturas y nuevas sindicaciones.

domingo, 13 de abril de 2008

Correa y ahora… Méjico

Vuelve a arremeter contra la dignidad del pueblo colombiano el sensacionalista presidente Correa.

No entiende ni va a entender la naturaleza del conflicto colombiano jamás pues, a pesar de compartir fronteras el ignorante Correa la estima de “guerra civil” cuando ni siquiera los académicos han intentado tildar el conflicto de tal naturaleza. No se ha reconocido nunca como tal y siempre se le ha denominado como es: conflicto interno. Para que se le pueda dar tal apelativo al combate que sostiene las fuerzas armadas con los cada vez más débiles –tanto ideológica como táctica y estratégicamente- FARC, debe estar probado que se trata de una fracción del territorio y de la población luchando por igual contra otra.

Así mismo, es ampliamente reconocido que la naturaleza de las FARC no es la revolucionaria como pretenden que el mundo los recuerde, de eso poco o nada queda y no esperamos que vuelva a revivirse el espíritu revolucionario como si se trata del ave fénix.

Tampoco entiende el presidente mejicano que no se trataban de mejicanos civiles cualesquiera, ¿cómo puede justificar la presencia de éstos en el campamento de las FARC? Dice el presidentico, académico. Todos vimos los videos difundidos por medios ecuatorianos donde claramente se les ve de tiempo atrás, compartiendo con los guerrilleros no sólo el régimen de entrenamiento sino también gozando de actividades de esparcimiento sobre todo en el cumpleaños del tristemente célebre terrorista de Raúl Reyes. No podemos olvidar las insolentes declaraciones de tantos presidentes que le rindieron honor a este insurgente criminal como si se tratara de un prócer de la República. Y además, en hostiles declaraciones –en gran parte gracias a la presión de la Universidad Autónoma de México- hace “suya” la exigencia de justicia.

¿Justicia? Me parece a mi que ya se hizo, se sacaron del plano cuatro semillas de revolución y terrorismo y se les dio de baja oportunamente antes de que pudieran difundir la “teoría” revolucionaria que les inculcaba su “maestro”, el propio, Reyes. Sin embargo, el digno gobierno colombiano siempre acompañado de su diplomacia –de la que carece Correa- sale a expresar públicamente su disgusto por las constantes declaraciones equívocas del presidente Correa pues en el mismo día en que ataca al gobierno colombiano y desestima la naturaleza de las pruebas entregadas por el gobierno colombiano que demostrarían nexos del gobierno de Correa y miembros del mismo, con las FARC, sale a alagar la gestión de Uribe.

Las desestima por que no tiene cancha para decir lo contrario, ni probar que no pueden sobrevivir a explosiones los computadores como ya ha quedado demostrado en múltiples ocasiones donde los mismos, han proveído información clave para la lucha contra el terrorismo y la defensa de la seguridad nacional. Ecuador no tiene experiencia militar, no conoce de explosiones ni mucho menos de ataques, Colombia -mal que bien- tiene una amplia experiencia en ese campo.

Tampoco reconoce Correa el carácter pluridemocrático y participativo de nuestra democracia, ni tampoco le reconoce que sea más estable que muchas de las democracias sudamericanas, ni tampoco su carácter garantista y el espíritu de lucha contra la insurgencia que ha demostrado el gobierno Uribe. No le faltan pantalones tampoco para acusar públicamente al gobierno de paramilitar y mafioso, pero sale corriendo cuando se le hace alguna pregunta que requiera de una respuesta concreta, precisa y verídica: ¿sabía el gobierno ecuatoriano de la presencia de las FARC en su territorio? Unas veces dice que no, otras que sí, otras veces dice que lo hay son campamentos de paso y no permanentes. Disculpe presidente, ¿un campamento de paso tendría televisores plasma? En su estúpida imaginación puede que piense que sí, desconoce tanto del conflicto colombiano como de su propio país, y parece siempre, una mula mediática que responde con la ligereza argumentativa de un niño de primaria.

Se demostró la superioridad del gobernante colombiano en la cumbre de Rio donde se demostró que los colombianos tenemos un presidente que nos representa y nos defiende con honor y dignidad y sobre todo: con argumentos. Me he cansado de sentirme indignado por las declaraciones hostiles de gobernantes latinoamericanos que han atentado contra el pueblo colombiano. Ya nos zafamos del siempre inoportuno, siempre ignorante y siempre grosero Ortega. El vecino bolivariano aparentemente tiene un tono reconciliador en sus intervenciones y busca generar un ambiente propicio para que se sigan realizando liberaciones y trabajando en busca de una solución de paz.

Pero Correa, parece no desistir en su lucha por desprestigiar a nuestro país aduciendo como razón válida que el gobierno colombiano ha emprendido una “lucha mediática” en contra de su gobierno. Pues presidente, si el gobierno colombiano expone ante los medios pruebas, es para pedir públicamente que se revisen, sin ánimo de desprestigiar a nadie. Vamos a tener que esperar que el presidentico Correa deje su odio a un lado y pase al plano de los argumentos y por esa misma vía no mire por el retrovisor si no trabaje para solucionar una confrontación binacional que no puede ni debe pasar a mayores. Por su parte, el mexicano tiene su derecho a preocuparse de sus conacionales pero siempre desde una óptica objetiva: estaban en un campamento de las FARC con los uniformes de la FARC y con fusiles de las FARC.

¿Diría lo mismo el presidente si en un bombardeo de las fuerzas norteamericanas a al qaeda cayera un mexicano? Probablemente no, por lamerle las bolas al tio sam. Pues presidente, le tocó quedarse esperando por la “justicia” pues para nosotros, los colombianos, ya se les hizo justicia aquél primero de marzo cuando bombardearon las semillas de un guerra está por terminar.

jueves, 6 de marzo de 2008

La Víctima Culpable

Nunca antes en Colombia se había vivido tan alta tensión en las relaciones exteriores. Los recientes acontecimientos en los que se le dieron de baja a Raúl Reyes –dándole un duro golpe a la célula madre del movimiento terrorista- han sido la fuente para que los vecinos más cercanos sacaran las garras y amenazaran nuestra seguridad nacional ya de por sí amenazada por los enfrentamientos internos.

Colombia no se puede dar el lujo de tener un conflicto a nivel internacional, debe concentrar todos sus esfuerzos en limpiar de terroristas insurgentes el país, siguiendo la política de seguridad democrática del presidente Uribe, vemos que paso a paso se puede ir erradicando ese mal que parece nacer en cada rincón del territorio nacional. Tampoco lo puede Ecuador que se veria fácilmente diezmada por nuestras fuerzas militares que superan a los de ellos por más de diez veces. El gobierno de Uribe cometió dos errores fundamentales que agravaron los hechos evidentes de la violación a la soberanía del Ecuador. Sin embargo, hace bien el gobierno Uribe en escudarse en la resolución 1373 de 2001 en la que se condenan las prácticas terroristas así como también la prohibición de gobiernos de dar cualquier tipo de ayuda a grupos de tal índole.

No es este el punto, el punto central es la falta de delicadeza diplomática con la que se debió haber manejado el tema. Una simple llamada del presidente Uribe, en la que se le explicara con detalles desde el principio la operación y se le pidiera disculpas al país hermano hubiera bastado para callar la imprudente boca del presidente Correa. En cambio, el presidente Uribe optó por ofrecer una verdad vaga, carente de todo sentido de seriedad –cosa que provocó la ira de su homologo- mientras que debió haber dispuesto todos los mecanismos de la diplomacia desde el primer momento. Tampoco tuvo en cuenta el presidente Uribe –ni su Canciller- la posición que adoptó en un comienzo el presidente Correa, cuando todavía era temprano para pedir una disculpa no sólo pública –como ya se hizo reiteradamente- sino formal, con el compromiso estricto de combatir el terrorismo dentro de nuestras fronteras pero logrando que Ecuador también se comprometiera a perseguir a los bandidos que se esconden en su territorio.

El segundo error que cometió el presidente Uribe fue permitir que se revelara tan pronto y de manera tan coloquial la información encontrada en los computadores de Reyes. Un buen concejo de la diplomacia hubiera pedido prudencia ante tan graves acusaciones y en cambio, tratar de mitigar los incendios provocados por la retórica de Correa. Todo esto, antes de que Chávez aprovechase la oportunidad –el papayaso del año- de manipular a Correa para lograr una escalada en el conflicto. Chávez por su parte, viola de nuevo el principio de no intervención en asuntos internos y decidió volver el problema de Ecuador como suyo, amenazando directamente no sólo al gobierno sino a toda la población civil colombiana con sus aviones de alta tecnología y misiles comprados con plata del petróleo.

Una vez más, nunca antes las relaciones internacionales estuvieron más tensas: ya se había visto a embajadores llamados a consultas, pero nunca se habían roto relaciones diplomáticas con países hermanos, es más, con ningún país se habían roto relaciones diplomáticas. Primero vino Ecuador, el único que tiene razón y fundamentos para haber tomado tan radical decisión pues sí se violó la soberanía del Ecuador al haber ingresado la fuerza pública a su territorio. Luego vino Chávez con sus gravísimas amenazas públicas realizadas en su programa diario Aló Presidente, advirtiendo con cinismo al presidente Uribe mostrando su potencial militar recién adquirido.

Por último, el más triste gobernante de Latinoamérica: Daniel Ortega. El presidente nicaragüense no pierde oportunidad para atacar la dignidad del pueblo colombiano, metiendo sus narices en asuntos totalmente ajenos a su conocimiento y apoyando siempre, como si se tratara de un mandato, la retórica anti colombiana que ha venido desarrollando Chávez. El presidente nicaragüense rompió relaciones hoy en presencia del mandatario ecuatoriano e hizo graves acusaciones. Tan graves que insultan y degradan la dignidad colombiana pues, toma partido del lado de las FARC y aparte, llamó al ataque al campamento guerrillero un hecho “terrorista”. Que un país de la OEA –o mejor aún, cualquier país- desconozca la legitimidad de la acción anti terrorista de un país democrático en contra de un grupo insurgente es un acto de intromisión en los asuntos internos que deja un sabor bastante amargo. Además, el ignorante sandinista ex guerrillero pidió una condena al Estado colombiano por la violación del fallo de la CIJ en el que recientemente se reiteró la soberanía del pueblo colombiano sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia.

Como ya dijo anteriormente en este medio, el presidente Ortega lo único que demuestra es un compañerismo con Chávez y una complicidad con la causa revolucionaria de las FARC, no es extraño que a la muerte del lider guerrillero Reyes se le hayan rendido casi honores por parte del mandatario centroamericano.

Es indignante para el pueblo colombiano –tal y como lo dijo nuestro embajador ante la OEA, Camilo Ospina- que países hermanos le den tratamiento de héroes a terroristas que tanto daño le han hecho al país y a su población. Es hora de llamar a la unión nacional tal como lo ha hecho el presidente Uribe, hacer un llamado a la prudencia y a que se abran todos los canales diplomáticos. Es necesaria la intervención de países neutrales que puedan aportar soluciones viables al presente problema: que logren comprometer a ambos países a combatir a la guerrilla colombiana que se halle en sus respectivos territorios así como a obligar a Colombia a mantener a sus fuerzas armadas dentro de sus límites.

Es necesario perseguir al terrorismo pero no por medio de violaciones al derecho internacional pues de esa manera, terminamos siendo víctimas culpables de nuestras propias acciones. De nuevo, la política de seguridad democrática del presidente Uribe rinde sus frutos al pueblo colombiano que la ha respaldado con más del 80% y ahora de manera casi unánime. Es hora de repudiar la intervención de países ajenos al conflicto como Venezuela y Nicaragua que sólo buscan calmas sus propios egos y desviar la atención de sus propios fracasos internos. Las amenazas de Chávez de nacionalizar empresas colombianas y vender sus participaciones en empresas nacionales no nos deben atemorizar, las relaciones comerciales deben mantenerse pues el país depende históricamente de ambos mercados para sostener la economía y el desarrollo.

Bastante aterrador el panorama, un escenario que pudo haberse prevenido y todo por falta de delicadeza en la diplomacia: en primer lugar, el “despido” de Chávez de su tarea de mediador fue la puerta de salida a una bocanada de insultos que aun no terminan de llover; en segundo lugar, la llamada amiguera del presidente Uribe y la falta de seriedad con la que se comunicó un asunto de tal delicada naturaleza al presidente Correa.

Si tan sólo los ministros no fueran sólo designados a dedo sino por mérito, los colombianos hoy no estaríamos teniendo pesadillas con un conflicto interno que está traspasando fronteras, pasando de ser las víctimas del terrorismo de las FARC a ser terroristas atentando contra las FARC.

Los colombianos deben manifestar su rechazo ante la retórica del presidente Ortega, rechazar su intervención en un asunto totalmente ajeno a su conocimiento y por encima de todo, rechazar su amistar y cercanía con las FARC a quienes no ha dudado en llamar "amigos". Lo mismo debe hacer el país con relación a las acusaciones y el tono del presidente Chávez. Por último, pedir una sincera y comprometida disculpa a Ecuador que permita restablecer las relaciones entre los dos paises.

domingo, 17 de febrero de 2008

Ortega, un títere resentido

Hemos sido testigos de las ofensas de Chávez y todo parece indicar que la indignación del pueblo colombiano duró poco. Sin embargo, las arremetidas del presidente bolivariano se hacen cada vez más agresivas y el tono subió hasta amenazar con las balas. La conocida guerra armamentista del presidente vecino debería prender todas las alarmas de nuestras fuerzas militares. Sin embargo, la política que ha adoptado el gobierno Uribe ha logrado su objetivo: dejarlo hablando solo. El presidente Chávez, necesita valerse de cualquier pretexto para desviar la atención de los medios –y de paso de su hinchada chavista- de la ya muy difícil situación que se presenta al interior de su propio país.

Es cierto que la rabieta de Chávez se pudo haber evitado con una llamada de Uribe haciéndole conocer su disgusto y la consecuente suspensión de su tarea de mediador. Pero lo que no se explica tan explícitamente es el por qué de los recientes insultos del presidente nicaragüense.

Resulta ser que desde principios de los años ochenta, Ortega llegó al poder por medio de un discurso en el que prometía devolver la soberanía –que nunca ha tenido- sobre el archipiélago colombiano al pueblo nicaragüense. La demanda internacional presentada en contra de Colombia en la que se ponía en entredicho la validez del tratado Esguerra-Barcenas fue interpuesta por el mismo Ortega frente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Es decir, lo que el presidente nicaragüense actualmente sufre es un caso agudo de resentimiento por el pronunciamiento de la CIJ en el que se ratifica la validez del tratado firmado en 1928 y el protocolo de 1930.

Como vemos, ambas arremetidas contra el pueblo y el gobierno colombiano se deben al ego de ambos presidentes, que ante la humillación pública se ven en la necesidad de devolverse un poco de dignidad al atacar al presidente Uribe directamente. Adoptando un discurso que probablemente el mismo Chávez escribió, Ortega sale ante los medios con su insignificante retórica, repitiendo las mismas palabras de Chávez, de su diplomacia de machete. No sólo insulta al presidente Uribe con los mismos adjetivos con los que se refiere el mandatario veneco, sino que le manda saludes públicamente a través de los medios –y reproducidos a la vez por todo el mundo- al ignorante de Marulanda, le llama “hermano” y lo alienta a seguir con su revolución. No nos debe preocupar la rabieta del presidente nicaragüense que ya advierte va a seguir por un largo tiempo, por lo menos hasta la próxima instancia de la CIJ donde se resuelva la suerte de cayos aledaños cuya soberanía sí está en disputa.

Del mismo modo, el gobierno colombiano debe mantener su posición de firmeza frente a la soberanía del archipiélago y la calma frente a las agresiones de los vecinos. Claro es, que nuestras fuerzas militares no deben estar buscando nada diferente a combatir la difícil situación de orden interno. Es imperativo que el pueblo, tal como se manifestó el 4 de febrero, se una en un gran acuerdo para despreciar los insultos a la dignidad.

El presidente Chávez ya todo el mundo sabe cómo es, la novedad es Ortega, que se haya convertido en un títere más que le sigue la corriente a Chávez por su propio resentimiento, demuestre el hecho de que es un ignorante que no tiene argumentos y que toda su retórica es producto de la manipulación del presidente bolivariano.

Le pido presidente Ortega, calle su boquita "revolucionaria" que con ella le hace daño sólo al pueblo nicaragüense y su propia autoestima. Chávez por su lado, sólo le auguro un futuro oscuro con el sol en la espalda.