jueves, 25 de junio de 2009

Vuelve y juega: José Obdulio

En nada contribuye al debate los extremismos inventados a los que llega José Obdulio. Este personajillo ha demostrado que para él un detractor de Uribe es nada más que simpatizante con las FARC. Comparar a un ciudadano que tiene y defiende su derecho a opinar, discrepar y más importante, a expresar su desacuerdo con el mandatario de turno sin importar quien ostente tal calidad es tanto irresponsable como insolente. Gaviria, se limita a descalificar todo argumento por cierto que sea, con la premisa de que quien pida otra solución al conflicto diferente a la guerra, desea que se vuelva a la era del “caguanismo”, como él mismo lo llama. Su columna de opinión en El Tiempo es una pérdida de papel, tinta y tiempo.

Nada más demostrativo de lo anterior es su más reciente columna en la que reseña un incómodo encuentro del presidente con un jóven médico cartagenero. El video muestra claramente cómo el jóven increpó a Uribe para que respondiera por las víctimas del Estado, por las de los paramilitares y por las inversiones sociales que tanto promociona Uribe pero que poco se ven. A esto, Gaviria lo considera que “Un joven de apellido Borja fue, en Cartagena, la punta del iceberg de la acción que se nos viene encima. Un gritón histérico, acusó de antidemócrata -¡qué paradoja!- al presidente Uribe, quien, en cambio, le defendió con paciencia su derecho a hablar. Pero, seguro, ellos no quieren diálogo, no lo resisten. Nos quieren imponer su ley, por las buenas o por las malas. Y si no nos sometemos, para eso aplican la doctrina Sastre, la misma de las Farc".

¡Qué demencia! Este señor no ve más allá de sus narices. Su obsesión personal por Uribe hacen recordar a los más cercanos de Hitler. Yo me pregunto, ¿qué tiene de demócrata Uribe? Quizás su primera elección. De ahí para adelante… veámos: cambió la constitución para hacerse reelegir a sabiendas que ése no era el espíritu de la misma. No le bastaba, lo tenía que hacer con todas las maquinarias del Estado a su servicio: ofreció prebendas a congresistas, siguió, persiguió e intimidó a la oposición durante su segunda campaña según se revela del proceso que se sigue contra el D. A. S. Ahora, ad portas de finalizar su segundo mandato y con la el sabor del poder en la boca, se quiere quedar a como dé lugar. Este Gaviria, poco de democracia sabe. Su pensamiento se reduce a pensar la “doctrina” del presidente Uribe; vaya labia la que tiene para escribir libros enteros de cómo echar bala y hacer populismos. No se necesita ser un genio.

Fuera de eso, la Fiscalía tiene serios indicios que por las manos de este oscuro personaje que cree que sigue en el medioevo y sueña con una Colombia sin la Constitución del 91, pasó y quizás se ordenó la mayor parte de los movimientos turbios y criminales ejecutados por el D. A. S. desde la administración de Noguera, otro protegido de Uribe que resultó siendo un criminal con largo prontuario.

Y es que además, la gente está tan cegada con Uribe que no se inmuta por la cantidad de escándalos que han rodeado sus mandatos; en cualquier democracia sería inaceptable siquiera uno de los tantos de los que ha sido protagonista Álvaro Uribe. Para empezar, el arriba mencionado Noguera fue uno de sus consentidos y mas allegados: resultó siendo enlace entre paras y el organismo de inteligencia. En segundo lugar, el escándalo de la canciller Araújo por los vínculos de su familia con los jefes paramilitares. Su Ministro del Interior tiene involucrado a su hermano menor en un proceso penal de alto calibre que involucra alianzas con criminales de alto perfil. Otro, que muy similar al famoso Watergate, y aún sigue vivito y coleando son las famosas “chuzadas”, que no fueron sólo interceptación de todo tipo de comunicaciones sino también seguimientos e intimidaciones. Las ejecuciones ilegales de jóvenes inocentes de escasos recursos, ya habrían tumbado a cualquier presidente.

Oígase por último esta locura traída de la mente retorcida de Gaviria. Dice, refiriéndose a Colombianos y Colombianas por la Paz; “Analicen los lectores su discurso: descubrirán que dicha Oenegé, pónganle la firma, terminará reclamando en tribunales internacionales la condena al presidente Uribe y del general Padilla para que paguen una indemnización por el "asesinato" de 'Raúl Reyes'.”. Es demasiado irresponsable este discurso: para Gaviria los intelectuales, políticos y ex secuestrados son secuaces del grupo terrorista que intentan desmontar y que del Gobierno sólo han recibido injurias y calumnias.

Pero en Colombia no, aquí los modales democráticos no existen. Personas como José Obdulio, no ayudan a mejorar esas condiciones mínimas para la democracia; su trabajo consiste en justificar todo argumento en contra del régimen con la recuperación de la seguridad. Se encargó de “sacar” (con un libro) a sus amigos del enredo de la parapolítica pero nadie le paró bolas. Toda su estrategia conduce a crear la idea en el colectivo de que sin Uribe no va a haber más seguridad, ni avance en búsqueda del fin del conflicto. Claro está, intentando ablandar la opinión para cuando Uribe le dé la estocada final a la Carta.

PUNTILLA: la propuesta de Valencia Cossio de revivir la inmunidad parlamentaria fue tan rechazada por el colectivo que, Uribe tuvo que salir públicamente a “regañar” a su Ministro por tal idiotez. Lo que queda en duda es si, ¿en realidad lo dijo de manera autónoma o si fue una locura que el poder produjo en Uribe?

LINKS: EL ARTÍCULO Y EL VIDEO LOS PUEDEN VER EN:
-"De la calumnia a la agresión terrosita":
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/joseobduliogaviria/de-la-calumnia-a-la-agresion-terrorista_5514327-1
-Video enfrentamiento:
http://www.youtube.com/watch?v=nQ5CLOBFr9w

domingo, 14 de junio de 2009

¡Qué peligro de intenciones!

Por fin se sabe hasta dónde está dispuesto el Presidente a ir por hacerse reelegir: no hace falta modificar ésta constitución, se necesita una nueva hecha a la medida para que se quede en el poder hasta cuando le dé la gana. Es tal el afán del Presidente por quedarse en el poder, y tal su irrespeto por las instituciones y el orden jurídico establecido que cada vez se parece más al totalitario Chávez. Falta que censure a la oposición (no significa que no la intimide, persiga y chantajee desde hace tiempo) y cierre Noticias Uno y El Espectador.

Qué tristeza pensar que por un capricho personal y no por la unión de los ciudadanos en torno a objetivos comunes se ponga en peligro la institucionalidad del país. Hace 20 años el ambiente era totalmente distinto, aunque la mayoría de estudiantes de la Facultad poco o nada recordamos, basta leer prensa de la época para constatar que en el ambiente se sentía la cooperación y las ganas de llegar a un gran acuerdo nacional que permitiera superar los grandes problemas que, infortunadamente, siguen intactos –narcos, guerrilla, paras, pobreza, corrupción-. Hoy día, los irresponsables parlamentarios uribistas proponen convocar una Asamblea Constituyente que tenga un solo propósito: diseñar una carta hecha a la medida de Uribe. Tal como lo hizo Chávez en Venezuela, tal como lo han hecho Correa y Evo. No se necesita ser de izquierda para ser dictador, ni para ser mal visto por nuestros vecinos.

Como lo señaló La Silla Vacía, el Presidente ha ido desarrollando una nueva tesis (probablemente ideada por el ‘audaz’ José Obdulio) que se basa en que el estado superior de la democracia es el Estado de opinión. Básicamente lo que condona dicha tesis es que lo que digan las mayorías prima siempre, sobre las instituciones y el derecho. Es decir, legitima los cambios en la Constitución que conducen al totalitarismo basándose en la falsa premisa de que las mayorías son lo que importa. Hace siglos que la academia dejó de pensar en la dictadura de las mayorías. Los federalistas nos enseñaron que las mayorías no deben cambiar las reglas de juego por que podrían ser en el futuro, minorías sometidas a la voluntad irrefutable de las mayorías.

Por otra parte, convocar a una constituyente evitaría que el referendo, que ya suficientes obstáculos atraviesa pueda ser tumbado en última instancia por una Corte Constitucional de la que se desconfía, principalmente por su reciente renovación y la falta de fallos que permitan identificar posibles decisiones. Si no es de bolsillo, como muchos han sugerido, va a sostener la tesis expuesta cuando se aprobó la modificación que dio vía libre a la primera reelección. Por el contrario, si acepta el argumento que legitima la dictadura de mayorías, nos veremos amenazados por un Presidente que aparente ser democrático pero que poco tiene de ello.

domingo, 7 de junio de 2009

¡Qué ironías!

El recién nombrado presidente del Partido de la U recibió hoy otro duro golpe: la Comisión de Ética negó la recusación contra el Presidente de la Cámara. No sólo por sus errores de redacción y gramática (igual que la pregunta del referendo reelecionista, ¿síndrome del uribismo?) sino por su carencia de fundamentos de hecho y de derecho. Es tan ingenuo y tan mal político el psicólogo Restrepo que, en menos de un mes ya ha tenido varias salidas en falso, ha cazado peleas con miembros de la bancada uribista y ha mostrado ser, un títere más de Uribe. Un títere que no está llamando a la unión sino tratando de reducir la influencia de dos de los posibles contendores políticos del Presidente: Juan Manuel Santos y Vargas Lleras. Ambos, salieron en la “gran encuesta” como punteros en el evento en que el Presidente no se lanzara a las elecciones; ambos, eran las cabezas visibles de los dos partidos más importantes de la coalición de gobierno; ambos, han tenido sus encontrones con Uribe. A diferencia de Andrés Felipe Arias, Juan Manuel Santos puede que a última hora decida armar rancho aparte y lanzarse en contravía de lo que su ex jefe le indique; es lo que ha caracterizado a Santos y es lo que muchos creen que puede terminar pasando de aprobarse la reforma a la constitución que le da vía libre a la segunda reelcción del presidente.

La estrategia de Uribe es reducir los espacios para que estos animales políticos queden sin visibilidad y en consecuencia, pierdan favorabilidad e intención de voto. En otras palabras, debilita a sus alfiles para fortalecerse él y darle vía libre a su nueva reelección. Así, con Cambio Radical intenta poner en contra de su director a gran parte de los parlamentarios y llevarlos a que rompan la unidad de sus filas; lo hizo con el famoso lambón Roy Barreras y así mismo, el representante Rodrigo Lara que está de parte de Vargas Lleras, ha cazado peleas con los desertores y con el mismo gobierno. Es una lucha de todos contra todos en la que el único posible ganador es Uribe.

Por otra parte, Juan Manuel Santos, cada vez coge más fuerza y da gala de su gran habilidad estratégica. Ha jugado todas su fichas bien: fundó el partido que más votos le dio a Uribe tanto en su primera como en su segunda elección; tuvo un Ministerio “impecable” a no ser por las atrocidades de los falsos positivos; se retiró de su cargo justo a tiempo y; ha mostrado tener agallas al declarar contra mandatarios como Correa y Chávez, punto que goza de alta favorabilidad entre los colombianos. Vargas Lleras por otro lado, no se muestra simpático ni jovial, ni intenta conseguir votos. De él se sabe que recorre el país para estar en ‘contacto’ con la gente, cuña utilizada por todos los que están en la carrera. Es cierto que la técnica de “conocer el país” y recorrerlo es una buena manera de entrar en contacto con la ciudadanía y de figurar en las noticias.

Restrepo, el novato de la política nacional, puede que por querer ayudar a agilizar el trámite del referendo reeleccionista lo haya enterrado definitivamente al recusar el presidente de la Cámara, Germán Varón. La recusación que ya se resolvió, metió al congelador la elección de los congresistas que irían a la comisión de conciliación de los textos aprobados por ambas cámaras. Para rematar, un “hábil” ciudadano decidió recusar al presidente del Senado para que éste tampoco pudiera elegir a los conciliadores, con lo que se abrió la puerta a otra demora adicional para el obstaculizado trámite de la iniciativa popular.

Así las cosas, parece ser que Restrepo, intentando cumplir todos los mandatos de su jefe podría terminar por enterrar toda posibilidad de que el uribismo se una bajo una sola bandera y de que su jefe se quede en el poder hasta 2014. Qué ironías de la vida.

Puntilla: es cierto que la contienda hasta ahora comienza pero, lo sucedido al inicio de esta semana que termina en relación con el debate programado por RCN y otros, es una falta de consideración con el elector y la ciudadanía en general. Los candidatos deben aparecer en los medios y responder interrogantes clave que pueden determinar o no la decision del ciudadano por uno u otro candidato. Es importante que los votantes lo hagan, con conocimiento de fondo de los planteamientos y propuestas de los candidatos; es apenas una condición minima de responsabilidad electoral del ciudadano. Sin embargo, en Colombia parece que esos modales democráticos o se perdieron, o nunca se tuvieron.

miércoles, 13 de mayo de 2009

¡Qué cinismo!

Leer la columna de opinión de José Obdulio en El Tiempo es un ejercicio dispendioso. No por su extensión, ni por su lenguaje soez e hipócrita, sino por que frase tras frase lo único que se limita a decir son falacias del mayor calibre recargadas de la peor agresividad. José Obdulio es el testaferro ideológico del presidente Uribe, ése presidente que ya no lee prensa ni ve noticieros pero que manda a sus secuaces a defender sus abusos y disfrazar sus embarradas. Claro ejemplo de esto es la columna publicada hoy miércoles 13 de mayo de 2009; para comenzar, el artículo osa llamarse “sí a la reelección”. Como es costumbre, introduce el tema con un sesgo que resulta peligroso y que apunta a polarizar la opinión. Véamos cómo se refiere a los no uribistas (hemos dicho en estas páginas que no se hablará de antiuribistas): “La minoría política colombiana, la secta de la antirreelección, está convencida de que la mayoría política, los reeleccionistas, somos una turbamulta de oligofrénicos y tarados.”. Se debe resaltar que los términos con que el señor Gaviria se refiere a la minoría colombiana apuntan precisamente a compararla con una “secta”; las sectas bien se sabe, sea cual se su razón, no son conocidas como una buena cualidad. Utilizar este lenguaje maquillado y mediocre envía un mensaje agresivo nada conveniente para la deliberación colectiva y el ejercicio democrático.

Sigamos adelante: para José Obdulio está claro que los que no están con Uribe necesariamente deben estar con el enemigo, esto es: las FARC. Veamos estas líneas pobremente escritas y dolorosamente leídas; así se refiere a la necesidad de no promover la nueva reelección y los motivos que tenemos para oponernos a ella: “por fin se ha encontrado al líder que ha de suceder al tirano Uribe, al guerrerista, al insensato que nos quita al Caguán, nos niega el acuerdo humanitario para canjear 'prisioneros de guerra' en manos del Estado por 'prisioneros de guerra' en manos de la guerrilla (que el Presidente, intransigente, insiste en mal llamar secuestrados); que trabaja los sábados y domingos (que son días de guardar) y pretende contradecir el mandato divino, que ellos sí sabrán respetar, de que Colombia sea, por siempre, un país mal gobernado, pobre y violento”.

Estas líneas del testaferro mediático de Uribe demuestran claramente el pensamiento retrógrada que trata de imponer el Presidente, como figura autoritaria y omnipotente que es, violando la Constitución y las leyes, los valores democráticos, éticos y políticos. Para Gaviria y Uribe, el único capaz de manejar las riendas del país es el Presidente y para ello se sirven de interpretaciones reforzadas de los hechos que se limitan a discusiones semánticas muchas veces, y otras a interpretaciones o percepciones. Es que no es sólo esta columna, también ya se ha hablado en estas páginas del libro sobre Parapolítica y de los mismos argumentos sesgados e irracionales de un personaje que se jacta de ser un “académico”; por ejemplo, afirmar que deseamos el regreso de la Zona de Distensión.

Si Gaviria fuese la mitad de lo académico que dice ser, se opondría por simple sentido común a la imposición de una reelección. Parece ser que la formación de Gaviria ha sido siempre ser un segundón, un mandadero que hace el trabajo sucio y que no recibe crédito sino huevos en la cabeza.

Ahora este personajillo de quinta, pretende lanzarse al Congreso; Con Ojos de Estudiante se pregunta: ¿quién será tan insensato como para votar por personaje tan tenebroso?

PUNTILLA: son muchos los escándalos que amenazan la popularidad de Uribe: DAS, zona franca Uribe-Moreno, falsos positivos, parapolítica, al mismo tiempo, ya comienzan a verse la cortinas de humo como la salida en falso del Dr. Ternura ex comisionado de paz Luis Carlos Restrepo al negar la existencia las chuzadas, la oferta de recompensas por información de los culpables de la chuzadas (¿ya denunciaron a José Obdulio?) y debate en el Senado ayer por la zona franca al cual Tom y Jerry no asistieron por miedo a quedar en evidencia públicamente: lamentable lamentable. El régimen tiembla y parece ser que el sol le pega en la espalda en su séptimo año de mandato.

domingo, 10 de mayo de 2009

¿Reelección?

Parece ser que la agenda legislativa sólo se ocupará de los referendos: agua, prisión perpetua para violadores y reelección (desde la promulgación de la Constitución de 1991 no había representimiento comparable de proyectos, hoy supera la cifra por más de 70 proyectos). Los legisladores colombianos siempre se han caracterizado por aprobar reformas y leyes sin mayor discusión, es parte de una deficiente cultura democrática. Se dio en la primera reelección y se está dando con la discusión del referendo promovido por la bancada de gobierno. Las consecuencias institucionales de la modificación que se pretende hacer a la constitución no han sido contempladas y aquellos de la oposición que tratan de promover un debate de altura se quedan con los crespos hechos ante la apatía y el silencio de la bancada de gobierno.

Es lamentable que un asunto de mayor trascendencia pase sin mayor discusión los debates que por ley debe transitar. Los parlamentarios colombianos le hacen el quite a su responsabilidad política; responsabilidad que no debe reducirse a votar sino, a votar a sabiendas de que se ha llevado una discusión seria y respetuosa independientemente de si se está o no de acuerdo con la iniciativa. Es esa misma irresponsabilidad la que ha mostrado el Presidente durante sus siete años de gobierno. Para comenzar, la bandera principal de campaña (además del corazón grande y su mano fuerte) era cero politiquería; pues bien, parece ser que durante el mandato de Uribe, además de torcerle el cuello a la ley cuantas veces se ha querido, se ha promovido un clientelismo que parece ajeno a esta cultura política corrupta e ignorante.

No se trata aquí de si somos o no uribistas, se trata de la defensa de la democracia propiamente dicha. Es decir, la discusión que se debe dar en el Congreso respecto al Acto Legislativo que pretende cambiar la elección del Presidente, debe ser responsable y debe tocar temas de fondo y no limitarse a la redacción de la propuesta de artículo o a las discusiones semánticas de la misma; una reforma constitucional como la que se pretende aprobar modifica cuestiones de fondo, como la elección de entes de control y altos magistrados (no cuestiones ligeras o de poca monta).

Lo menos que podemos exigir de nuestros representantes, incluyendo los de la bancada de gobierno (que como los señaló la revista SEMANA parecen borregos que responden sólo a burocracia), es que se discutan la reforma y sus consecuencias sin el sesgo personalista que crea Uribe (o la necesidad de vencer a los adversarios del mismo).

Todo lo anterior no se daría en un país que le da prioridad a los valores democráticos antes que a los intereses personalistas. Lo lamentable es que Uribe se ha encargado de promover la segunda, polarizando día a día a la opinión pública, llevando a que los uribistas vean a los no uribistas (y no, antiuribistas) como el enemigo y no como la contraparte de un debate que debería llevarse con los más altos estándares éticos.

Más lamentable aún es, que hasta ahora los medios de comunicación decidan ocuparse de un asunto tan trascendental como son las funestas consecuencias que tendría una tercera elección o de Uribe, o la aprobación del referendo reeleccionista y no limitarse a preguntarse si el Primer Mandatario aspiraba a un tercer mandato o no (deseo que se evidenció hace mucho). Igual de lamentable es que no sean visibles los válidos argumentos que esgrimen los de oposición y en cambio se limiten a pasar ¨tomas¨ del Presidente cuadrándose la corbata o dándole un abrazo a una anciana campesina en un consejo comunal.

Por esta vez la clase dirigente debería actuar en pro de la sociedad y sus instituciones y no por ser complaciente con el primer mandatario.

domingo, 19 de abril de 2009

Entrevista a Antonio Barreto. Profesor Universidad de los Andes. Especialista en Derecho Constitucional

15 abril 2009

Con Ojos de Estudiante: ¿Cree usted que con la modificación a la Constitución de 1991 en términos de reelección se alteró el equilibrio de poderes?

Antonio Barreto: Con la reforma a la Constitución del artículo que permite la reelección del Presidente, sin tener en cuenta la modificación que eso introducía en el nombramiento de otras instituciones y de otras entidades de control; claro, afectó el balance de poderes. Una reforma seria y comprensiva de la figura presidencial y de la reelección debería tener en cuenta todos estos impactos en los organismos de control, la banca central y la elección de magistrados. Debería tener en cuenta pero, simplemente no se tuvo en cuenta luego, sí creo que afectó de manera significativa el balance de poderes y eso uno lo ve hoy.

COE: esa modificación fue demandada posteriormente y en la sentencia, la Corte, creo que no se ocupó de los temas importantes. Como decir que debía revisar a fondo la Constitución por parte del Congreso. A mí me parece que a la Corte le faltó empuje no sólo para decir que la modificación a la Constitución era válida sólo por una vez, también una clara alteración de los poderes y para alertar un peligro inminente para la democracia.

AB: Sí. Digamos que la Corte ha tenido dos grandes oportunidades para pronunciarse sobre esto. La que usted se refiere es muy tardía y se dio por otro fenómeno. Entró por el fenómeno de la Yidispolítica. Entonces, la Corte allí ya tenía otras ocupaciones y preocupaciones políticas presentes. Eso debió haber sido materia de esa primera sentencia que avala la moficiación. Lo que pasa es que la Corte tiene una restricción y no puede analizar de fondo, en principio, este tipo de modificaciones a la Constitución; ahí tiene que hacer un análisis de forma. Ahora, la Corte de todas maneras vía el análisis de las competencias que tiene el Congreso para hacer esa modificación ha entrado a hacer elucubraciones de fondo. Pero eso es una crítica que incluso, al interior de la misma Corte ha tenido gran contradicción. Por ejemplo, Sierra Porto, que es el magistrado más antiguo y el constitucionalista de mayor connotación entre ellos, él piensa y lo coloca en su salvamiento de voto, que la Corte no tiene por qué pronunciarse sino sólo en asuntos de forma respecto a las reformas constitucionales.

COE: Claro, porque puede desvariar y puede irse por el lado más político que jurídico.

AB: Exacto, entonces la Corte simplemente se limitó a decir que no sustituía la Constitución, ésa modificación. Haber dicho eso ya fue muy avanzado para lo que se esperaba desde muchos, que dijera. Esos muchos decían que solamente se iba a limitar al análisis de forma. Entonces pensar que la Corte hubiera llegado a decir cosas como esas; que se alteraba el balance de poder no estaba en la mente de muchos porque la Corte hasta ahora estaba avanzando otra tésis política muy avanzada que era: nosotros podemos controlar políticamente al Congreso incluso cuando modifica la Constitución analizando los vicios de competencia.

COE: de aprobarse otra vez la modificación a la Constitución que permita una nueva reelección, ya vimos que ayer se radicó el proyecto de acto legislativa, ¿Qué consecuencias de fondo tendría? Ahí sí tendría que decir la Corte ‘esta vaina no va’, o el Congreso mismo debería decir esto tiene que ir de la mano, digamos, de un estudio muy serio y muy estructurado que tenga en cuenta todos los niveles y todas sus consecuencias porque es en todos los niveles que se verá su impacto.

AB: Claro, claro. Pues en la práctica, si se acepta esta modificación nuevamente sin contemplar el impacto que ello tiene en los organismos de control, en nombramiento de altos funcionarios del Estado, sería nefasto. Mucho más grave de lo que tenemos hoy día. Ahora bien, ¿qué es lo que puede decir el Congreso, qué es lo que puede decir la Corte? El Congreso en principio debe leer a la Corte Constitucional, y la Corte lo que ha dicho hasta ahora es, claramente, que una sola reelección del Presidente no sustituye la Constitución. Lo que dijo fue, una.

COE: Dos ya cambia el panorama…

AB: Dos cambia completamente el panorama, diría yo. Eso tiene un contraargumento fuerte también y que uno no puede desestimar. Y es que varios de la Corte lo han insinuado en las entrevistas…

COE: Como Pinilla…

AB: Como Pinilla, han insinuado que la voz del pueblo es el constituyente primario y que por lo tanto la modificación es viable. Entonces, tenemos esas dos orillas con varios argumentos porque hay más de uno de otro lado. Pero que aquí constitucionalmente está esto para ser debatido, ahora bien, independientemente de los argumentos jurídicos que se enarbolen y se pongan sobre la mesa, aquí ya todos sabemos de qué se está hablando y ya sabemos para dónde vamos.

COE: Ya todas las vías están copadas: el referendo sobre la mesa pero que es probable que lo retiren, con el llamado a indagatoria de Giraldo…

AB: Muy cuestionado y muy salpicado. Con el llamado a indagatoria es un dictamen de fallecimiento. Pero, en este país desafortunadamente hemos visto esperpentos entonces, uno tampoco puede descuidar que el referendo siga su camino. Como está, está súper salpicado y es por eso que sacaron este nuevo salvavidas.

COE: Antonio, ¿cómo blindar a la Corte Constitucional de politiquería?

AB: Esa pregunta es, desde un punto de vista de Estado, de Estadista, usted tiene que tener en cuenta de todas maneras que la Corte Constitucional hace política. Lo que pasa es que no puede hacer política partidista. Ni tampoco que esté siempre en connivencia con el Presidente de turno. Eso es lo que uno como Estadista debe tener en cuenta: por una parte no se trata de aislarlos completamente de la política porque digamos, ese esquema de hecho ya lo tuvo Colombia desde el plebiscito de 1957 a la Constitución de 1991, ellos se nombraban por cooptación. Era una cooptación plena: ellos mismos seleccionaban las listas de elegibles y ellos mismos votaban por esa lista. Entonces, entre nosotros magistrados armamos la lista y entre nosotros votamos para ver quién nos sucede. Eso blindaba completamente a la magistratura de cualquier avance que pudiera tener la política.

COE: Pero eso terminó creando una especie de mafia…

AB: Creó lo que muchos denominaron una aristocracia. Y por la manera como fue iniciado, también es algo falaz decir, aunque algunos lo sostienen pero yo no estoy de acuerdo, que estaba completamente blindada de la política porque la Corte Suprema también debía respetar la regla frentenacionalista de mitad conservadores mitad liberales. Entonces allí también habían puestos mitad conservadores mitad liberales. Por la puerta de atrás también entró la influencia política.

COE: ¿Qué tan malo sería volver a un sistema de cooptación?

AB: Yo no estaría de acuerdo con un sistema de cooptación plena. Yo sí creo que debe haber algún impacto o injerencia de la política. Pero, en el fondo lo más conveniente es combinar el eje de control político con el eje de control meritocrático. Y creo que eso es lo que en estas últimas dinámicas de selección de magistrados, Corte Constitucional y Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, es donde se ha visto que el eje de la meritocracia ha venido a relegarse a un segundo plano y eso no puede relegarse a un segundo plano. Entonces hay que mirar esquemas, y por eso le digo que esta discusión es súper amplia es para que uno dictara una materia seis meses, para ver qué esquemas. Yo creo, Santiago, que incluso tres ejes. Un eje, es el eje de lo democrático. Es decir, que tengan alguna sostenibilidad democrática. El segundo es el eje de control político. Es que los políticos, la clase política también tengan algún tipo de acicate en esos magistrados. Finalmente son los altos funcionarios que los van a controlar a ellos. El tercer eje es el meritocrático y es, que tengamos gente competente.

COE: Que es lo que en este momento se pone en tela de juicio…

AB: En la Corte Constitucional lo que está en tela de juicio es si los nuevos magistrados son competentes o no, uno. Pero dos, también lo que está cuestionado es si son fácilmente influenciables a las veleidades políticas del gobernante de turno. Ahí está el eje de control político: qué tanta autonomía tiene.

COE: Recientemente salió un artículo de Uprimny en el que señalaba que los jueces debían ser ingratos para con sus electores. Digamos que esa sería la ingratitud que estaría en tela de juicio con estos nombramientos…

AB: Claro, y esto se ha visto. Está la anécdota de Roosevelt que le preguntan cuáles son sus mayores fallas en el gobierno y él dice que sus mayores fallas fueron haber nominados a los magistrados que nominé para la Corte Suprema de Justicia quienes luego le dieron la espalda y fallaron en contra de él varias cosas.

COE: Antonio, en cuanto al proyecto de ley que se presentó que propone la reelección indefinida de alcaldes y gobernadores, ¿usted cree que está en peligro la democracia colombiana?

AB: Pues a mí la figura de reelección indefinida no me gusta personalmente. No hay una presión para que haya cambios en los gobernantes, haya transición y por lo tanto una modificación y una dinámica en donde varios aspiren y otros nuevos que surgen también puedan aspirar a lo mismo.

COE: Sobretodo en pueblo alejados… Eso tiende a crear los llamados ‘caciques’.

AB: Si usted mira la historia de nuestro país está llena de caciquismos. Está llena de los señores feudales locales. Entonces una regla como ésta facilita justamente, que ellos sigan predominando. Yo sí prefiero instituciones que den nuevos aires. La reelección indefinida no da. Yo simpatizaría con una reelección nada más, sólo una. Es decir, el esquema de que usted gobierne una vez y luego le den otro gobierno en donde el pueblo pueda manifestar su castigo al gobernante por haber gobernado mal, entonces no lo reeligen o su premio al gobernante por qué gobernó bien. A mí me gusta, me parece un buen esquema.

COE: Eso es un buen incentivo, ¿no?

AB: Es un buen incentivo pero máximo dos. De ahí en adelante….

COE: Indefinida es irresponsable….

AB: Indefinida es súper irresponsable porque es un incentivo institucional nocivo para que el mismo gobernante haga todas las movidas posibles para seguir perpetuándose. Él es el que tiene el poder, no uno. Ése es el punto.

COE: Es una clara desventaja para los otros. Es un juego que está desbalanceado. Antonio, ¿cómo hacerle entender a la gente la importancia de la Corte Constitucional y de la protección de la misma?

AB: Esa es una magnífica pregunta. Yo creo que ese es uno de los cambios enormes entre la Constitución de 1886 y la de 1991. EN la de 91 por lo menos, ya varios se empezaron a preguntarse “bueno y ¿Quiénes son esos nueve que comienzan a tener tanto poder, o modifican o tumban reformas tributarias?”. Yo creo que sí es importante que la gente se sensibilice en cuanto a lo que hace la Corte. ¿Cómo? Que es su pregunta… pues digamos la tutela ha ayudado mucho. La tutela ha tenido una labor pedagógica a lo largo y ancho del país, la gente más o menos tiene conocimiento de lo que es la tutela y eso es un modo de responder a su pregunta: con mecanismos que se acerquen más al pueblo. ¿Cuáles? La acción de tutela por ejemplo. Otros, de todas manera para que la gente sepa la importancia son los debates, opinión, cada vez más volver lo que diga la Corte un debate público en donde la gente pueda decir en qué está de acuerdo y desacuerdo.

COE: Como por ejemplo las audiencias públicas que propuso Elección Visible… ¿Esas audiencias públicas se podrían volver requisito para la elección de magistrados?

AB: Pues ojalá se pensara en un procedimiento en donde la gente tuviera voz y ese procedimiento fuera obligatorio. Ciertos pasos, que sean incluso para que la gente sólo sepa, no espacios de veto.

COE: Que no sea un obstáculo digamos…

AB: Exacto. Que sea obligatorio que se llevan a cabo. Yo creo que eso podría ser una buena idea. Elección Visible es una buena iniciativa pero yo creo que amerita un estudio particular para que se dé cuenta la gente que lo que hizo Elección Visible pues fue, muy buena voluntad pero por ser la primera vez no tuvo mucho impacto y eso le conviene a los políticos.

COE: Sobretodo que, tal vez en la última elección los candidatos a magistrados no tenían ninguna esperanza de nada porque ya sabían que hacían parte de las llamadas “ternas de uno”, y ya sabían cuales eran los elegidos. Entonces llegaron y hablaron dos minutos y chao. Creo que ni siquiera fue televisada.

AB: No, no fue televisada. Incluso Valdivieso manifestó su desacuerdo por que parece que las balotas de votación que pasaron sólo tenían un nombre. Es decir, era tan irrespetuoso, tan teledirigido y amañado el procedimiento que no les pasaron la balota con tres nombres sino sólo uno.

martes, 14 de abril de 2009

¿En qué anda Samuel?

La semana pasada llovía y llovía en Bogotá (y ya se había inundado gracias al río Fucha). Caminaba una tarde por el centro, cerca de la décima dónde las personas se portan como ganado arisco tratando de esquivar las obras de transmilenio, los amigos de lo ajeno y los buses que intentan atropellarlos. Después de caminar un par de cuadras me di cuenta de lo repugnante que me resultaba ese lugar; las basuras se acumulan en todas las esquinas, los habitantes de la calle hacen su necesidades en cualquier poste, los vendedores ambulantes ocupan el pequeño espacio que habilitó el concesionario para los patones en el andén y el smog de los buses y busetas realmente llega al punto de asfixiar cuando se pone la luz del semáforo en verde.

A todas estas me puse a preguntas, ¿qué ha hecho el Alcalde mayor para evitar estos problemas? ¿Dónde está un plan serio que incentive el uso de canecas y la recolección responsable de basuras? ¿Cuándo se empezarán a preocupar por el crecimiento acelerado de la población de habitantes de la calle que en su inmensa mayoría sufren graves trastornos de drogadicción? ¿Cuándo harán que los transportadores cumplan las normas ambientales y chatarricen los vehículos que contaminan irresponsablemente el aire de los bogotanos? ¿Qué pasó con las normas que prohibían la invasión del espacio público?

Es realmente desagradable caminar por la décima. El pequeño corredor está infestado de vendedores ambulantes que tienden sus tapetes e invaden la mitad del camino lo que conlleva a que la gente se estrelle, empuje y hasta pegue por tratar de pasar rápido porque va de afán. No exagero. Falta un control permanente de la Policía para que no monten sus negocios y obstaculicen el paso a los transeúntes en una de las zonas más concurridas de la Ciudad. Ni hablar de la higiene, el lugar está regado de basura por todas partes. Principalmente viene de la gente maleducada que no viendo una caneca al alcance de la mano decide dejarlo caer al piso y seguir su marcha en vez de caminar unos cuantos pasos y esperar encontrar una caneca. Claro está que también influye el factor de los habitantes de la calle y los llamados recicladores que de manera irresponsable y casi criminal rompen las bolsas de las basuras en busca de residuos o materiales que tengan algún uso y no recogen el desastre que dejan. Tampoco la Policía hace los controles estrictos que merece una problemática tan seria para la salud pública.

¿Dónde quedaron esas políticas públicas que apuntaban a la educación de los ciudadados?

También es bien sabido que las mafias del transporte público bogotano le hacen conejo a las normas de tránsito cuando se les da la gana y ningún alcalde ha tenido las agallas para enfrentarlos y ponerlos en su sitio. Tan sólo ayer se supo gracias a un estudio del parlamentario Simón Gaviria preocupantes cifras que revelan que conductores y propietarios de buses le deben millonarias sumas al Distrito en infracciones de tránsito. Tampoco ha logrado el Concejo de Bogotá hacerle frente a esta problemática y aprobar acuerdos que induzcan al infractor a cancelar su deuda con la Ciudad. Un ejemplo de este seria la posible extinción de dominio sobre el vehículo además de la revocatoria del cupo o licencia, bien sea el caso de un taxi o bus de servicio público respectivamente. Tampoco al Congreso le ha importado este tema que bien se puede extender a nivel nacional con los grandes transportadores de pasajeros por carretera, ampliamente reconocidos por ser los mayores causantes de fatales accidentes que dejan miles de muertos al año en las peligrosas vías nacionales.

No obstante lo anterior, el asunto de mayor gravedad me parece el de los habitantes de la calle. Cada vez más se acostumbra a ver en todas las esquinas de Bogotá a estos ciudadanos que vagan por las calles tratando de conseguir plata para comprar la dosis diaria. Es preocupante pensar que cada vez son menos efectivos los planes mediocres con los que cuenta la Alcaldía mayor, y claro está, las menores en sus respectivas localidades. También es preocupante pensar que de salir triunfante la iniciativa oficialista que pretende penalizar el consumo, estos individuos que son verdaderos enfermos con problemas graves y de fondo inevitablemente terminarían en una cárcel. ¿Por qué? Principalmente porque está comprobado que a los adictos no se les puede obligar a dejar de consumir sino que éste debe dejar de hacerlo por iniciativa propia. Recordemos que el proyecto de acto legislativo radicado tiene como sanción al abandono del programa de rehabilitación la pena privativa de libertad en caso de ser encontrado reincidiendo en el consumo.

Parece ser que el Alcalde Samuel tampoco le va a hacer frente a las mafias del transporte. Ni tampoco va a preocuparse por la salud pública de miles de colombianos que caminan por las calles del centro de Bogotá y se encuentran que ese panorama tan repugnante y asqueroso. Es poco probable por igual que intente promover programas educativos que provoquen un efecto positivo en el comportamiento del colectivo.

Frente al tema de los habitantes de la calle, está visto que para nuestros dirigentes ese capital humano vale la suma de cero y no merece ningún tipo de inversión, ni de tiempo ni de plata.

lunes, 30 de marzo de 2009

El debate de la dósis personal

El debate de la dosis personal inunda todos los ámbitos de la sociedad. Desde la academia se debate la constitucionalidad del proyecto de ley presentado por el Gobierno nacional. Desde lo político se preguntan el trasfondo de la iniciativa (¿será por ir en contravía del principal líder de la oposición el ex magistrado Carlos Gaviria ponente de la sentencia o será una estrategia para combatir el narcotráfico?). Hasta los economistas andan sumando y restando para ver de dónde piensa el Gobierno nacional sacar la plata para la implementación de una política pública de grandes magnitudes (piensan cargarle al POS tratamientos de rehabilitación).

Pero en el fondo del debate podemos plantear dos grandes interrogantes: ¿creerá sinceramente el Presidente que castigando al consumidor se reduce la producción? O será por el contrario que el Presidente se inundó de poder y quiere imponer su visión de Estado que no incluye por supuesto, el marco jurídico actual.

El debate no es de poca monta pues, este puede ser el antecedente funesto para que en el futuro se siga desmontando la Constitución de 1991 en contravía de años de evolución del derecho constitucional en Colombia y de defensa activa por los derechos de los colombianos más desfavorecidos. Coartar las libertades individuales es un peligroso camino que Uribe ha comenzado a surcar desde hace no poco tiempo pues, su “ideología” o mejor, sus dogmas no le permiten ver que el prohibicionismo sólo conduce a un incremento no sólo en el consumo, también en la producción. Tampoco se ha dado cuenta el Gobierno de que la experiencia y la academia señalan que es imposible obligar a un adicto a rehabilitarse si no se cuenta con una auténtica voluntad. Voluntad que precisamente no puede ser coactiva. En otras palabras, de aprobarse el proyecto de ley como está millones de pesos se perderían en una lucha idiota.

Si se lee con atención la tan nombrada política de seguridad democrática en su parte que establece la lucha contra el narcotráfico se evidencia que el objetivo es incrementar los obstáculos para la producción y el transporte de la droga. Esta estrategia es totalmente errónea pues, de lograr obstaculizar todos los medios de producción lo que genera es que el negocio se vuelva aún más atractivo para millones de jóvenes de escasos recursos y poca educación que sueñan con ser “traquetos” para tener billete y mujeres.

Dentro de los dogmas del Presidente Uribe, antes liberal hoy el más conservador de todos, se encuentra uno que representa un grave peligro para los colombianos: supone que al ser máxima autoridad también es autoridad moral (jugando el papel de papá de los colombianos, no es extraño que a los periodistas les diga ‘hijitos’). Supone también que entre las tareas de su Gobierno mesiánico está salvar al individuo de sus propias decisiones, sean malas o buenas, por no estar de acuerdo con las del Presidente mismo.

El Presidente Uribe se jacta de ser un demócrata íntegro pero su comportamiento deja mucho que desear. Parece ser que el Presidente que reduce la democracia a las mayorías no cree en las libertades individuales ni tampoco en el poder de la educación. La verdadera solución no está en la prohibición sino en la educación sana y responsable. Está probando que para un líder como él el derecho no existe pues al tener el respaldo de las mayorías puede hacer lo que quiera, justo como Hitler. Y no es por exagerar, el Presidente Uribe puede entonces salir a decir que no tengan sexo por fuera del matrimonio, ni tomen guaro en una fiesta, ni vea pornografía porque es inmoral o peor aún, ¡que diga que es pecado!

Parece además que al Presidente Uribe se le olvidó que este es un país pluricultural y multi religioso y que sus muestras de extrema devoción pueden insultar y peor aún, vulnerar los derechos fundamentales de algunos ciudadanos que simplemente, no simpatizan con el catolicismo pero creen en la política y el derecho, derecho que les permite expresar su religión sin molestar a otros y sin que terceros los molesten a ellos. Sin embargo, en este país se acostumbra (ba) tener un sistema laico que permitía que la Iglesia no se entrometiera en los asuntos de Estado, pero si por Uribe fuera la Iglesia ya tendría su propio ministerio y César Mauricio estaría en su cabeza.

La sentencia de Carlos Gaviria es un tanto permisiva con el consumidor. Creo que el argumento que usa el Gobierno para justificar el proyecto de ley basándose en que los jíbaros se escudan bajo dicha disposición es una falacia de gran magnitud. Si las autoridades hicieran un ejercicio juicioso e hicieran cumplir la normatividad vigente verían que aún se considera como delito la venta de estupefacientes así que; en vez de coartar libertades podemos obligar a las autoridades a cumplir cabalmente su labor. Creo que se podrían revisar los montos que estableció la Corte Constitucional en ese entonces pues 20 gramos de marihuana es una cantidad considerable, como una salida más amable con los ciudadanos y con el ordenamiento constitucional. Al Gobierno le falta imaginación y le sobra poder.

lunes, 23 de marzo de 2009

Los nuevos ternados

La reciente publicación de las hojas de vida de los ternados por el Presidente para reemplazar a los magistrados “salientes” (desde hace ya tres meses suplentes ocupan su lugar) de la Corte Constitucional ha generado gran revuelo pues sus méritos, distan de ser los mínimos que requeriría un jurista para ocupar tan importante cargo. Las publicaciones de las que son acreedores en muchos casos no se ocupan de temas constitucionales o que involucren la defensa de derechos fundamentales; a lo mucho son artículos de opinión que reflejan ciertas posturas pero no un conocimiento rico en la materia como el que el cargo lo sugiere.

Esta no es sino otra demostración más de lo poco que le interesa al Presidente el balance de poderes que, entre más lo favorezca menos lo respeta. Actualmente, debido y gracias a la reforma constitucional que permitió la reelección del Presidente de Colombia los poderes que se habían plasmado en la parte orgánica de la Constitución han perdido validez y se encuentran pisoteados por una administración que desconoce el límite de sus poderes y del derecho mismo (y cada vez lo demuestra más).

En medio del ambiente político que ronda por estos días y que ha de permanecer mientras se tramita el referendo reeleccionista y el proyecto de ley que permitiría la reelección indefinida de alcades y gobernadores (y que se dice, podría ser la vía alternativa para que se ‘cuele’ el articulito que permita la de Uribe en caso de naufragar el referendo), no resulta entonces raro que sean abogados de poca trayectoria jurídica específicamente en el campo del derecho constitucional. Pareciera ser que estos candidatos aspiraran a la Sala Civil de la Corte Suprema.

Uribe lo que busca es tener magistrados de bolsillo que demuestren su lealtad frente a Uribe a la hora de dar su visto bueno en el control de constitucional que deben realizar al referendo previo que sea dispuesto a la elección popular (aparte de otros muy delicados e importantes temas que ha de tratar la Corte que se está formando). Así las cosas, todo parece indicar que contra viento y marea Uribe se va a hacer reelegir demostrando que su talante “democráctico” le ha hecho olvidar el sistema jurídico y las reglas de la democracia, que las cambia a su conveniencia.
El nombramiento de los personajes que van a ocupar dichos cargos debe ser algo tomado con la mayor seriedad del mundo pues, no se olvide, el poder de la Corte es muy grande y si queda en manos del ejecutivo no tendremos más democracia sino un sistema autocrático en cabeza del Presidente donde él es que decide a quién juzga y cómo lo juzga.

Al parecer la ambición personal de Uribe está por encima del bienestar de las instituciones y de la democracia colombiana, le vendría bien al “demócrata íntegro” (según lo califica José Obdulio) revisar los principios básicos de una democracia. Democracia en la que se debería resaltar la protección del pensamiento libre en vez de reprimirlo, criminalizarlo y desprestigiarlo con argumentos sesgados que polarizan a los ciudadanos. Democracia en la que deben primar los valores éticos y jurídicos. Democracia que antes, estaba en camino a la consolidación pero que gracias al pensamiento uribista (de que las mayorías son las que deciden todo sin tener en cuenta a las minorías presentes y futuras) cada vez más, parece tambalearse y amenazar con esfumarse.

La Corte Constitucional había sido hasta ahora, una institución donde se permitía el libre pensamiento y la deliberación en un ambiente de alta intelectualidad. Debilitar este modo de trabajo y de pensamiento va en contravía de la democracia, la jurisprudencia y el orden establecido. Reemplazar eminencias del derecho constitucional por abogados que han laborado en despachos privados y ejerciendo el derecho privado no sólo es errado, es moralmente incorrecto y es un hecho que constituye hoy por hoy, una infamia no sólo para el gremio de los juristas sino para Colombia entera. No obstante todo lo anterior, parece ser que Uribe, sueña con un país que no tenga la Constitución de 1991 ni la Corte Constitucional, así lo ha demostrado al menos en sus casi siete años de gobierno.

La Corte Constitucional es un patrimonio de los colombianos, es un patrimonio que ha luchado incesantemente y con gran ahínco por los derechos de todos los ciudadanos y es éste patrimonio, el que está en juego hoy gracias a las malas mañas del Presidente Uribe.

• Rojas Birri no sólo está impedido moralmente sino también jurídicamente para seguir en el cargo que hoy ostenta. Ha perdido el apoyo de sus copartidarios y de la ciudadanía en general. Le haría bien al distrito y a la institución hacerse a un lado mientras se realizan las debidas investigaciones siempre, protegiendo la presunción de inocencia. El personero se debe poder defender pero no bajo la majestuosidad de su cargo.

lunes, 16 de marzo de 2009

Parapolítica: verdades y mentiras.

El libro-respuesta que afanosamente publicó (septiembre 2008) el Gobierno central en cabeza de el ex asesor presidencial José Obdulio Gaviria está plagado de ataques personales, argumentos sesgados y un dogmatismo que difícilmente se puede comprender (Claro está, no deberiamos asombrarnos pues es la misma táctica utilizada por el propio Uribe para estigmatizar y polarizar la opinión). José Obdulio tiene la arrogante costumbre de considerar a su interlocutor como un incapaz mental que nada puede opinar, argumentar o mejor aún, comprobar. Basta con leer las primeras cincuenta páginas del libro para darse cuenta del afán del Presidente por “desenlodar” a sus amigos parapolíticos que hoy por hoy, gracias a los informes de Arco Iris que han servido a la justicia en cabeza de la Fiscalía, reposan en La Picota y la Modelo.

José Obdulio comienza recordando a todos los miembros de Arco Iris como si fueran guerrilleros activos hoy. Todos ellos, -los que pertenecieron en su momento al ELN- fueron objeto de amnistías e indultos que vinieron de la mano con el proceso de paz de finales de los ochenta y que en todo caso, no tiene sentido reavivar esos debates pues no alimenta en nada el ambiente de paz que deberia primar y por el contrario, genera odios infundados e intolerancia frente a l. No se puede desconocer su antecedente histórico pues, hace parte de la memoria colectiva. Lo que no se debe es, tachar de ilegítimos o ilegales los datos presentados por Arco Iris por el pasado de sus miembros. Que el que los publique sea un exguerrillero no significa que sean menos ciertos. No es difícil esculcar en las vidas tanto de Uribe como del mismo José Obdulio para encontrar hechos deshonrosos: Uribe y su padre aparecieron en informes de la DEA a principios de los noventa como narcotraficantes, y el segundo, tristemente célebre conocido como primo del extinto rey narco Pablo Escobar. Así que, José Obdulio, a mirar por el retrovisor de otro por que si miramos por el tuyo, nos va de lo peor.

Por otra parte, los argumentos esgrimidos por Gaviria no desvirtúan los movimientos electorales atípicos que presentaron los amigos del gobierno gracias a la ayuda de los paramilitares: lo único que se limita a argumentar es que en una democracia se supone que de unas elecciones a otras, los resultados “terminen siendo atípicos” (Arguye que lo preocupante sería que no fueran atípicos los resultados). Lo que no se tomó la molestia de hacer el ex asesor presidencial –en parte por estar odiando con todas sus fuerzas a Claudia López y atacandola personalmente por su manera de pensar- fue cotejar esas cifras, con las obtenidas en años anteriores sumándole, el hecho de si fueron o no a hacer campaña a esos lugares y no limitándose a argumentar que fueron "impulsados" por estar del lado del candidato Uribe. No se imagina uno por ejemplo, que el Gordo García ande por ahí haciendo campaña en pequeños caseríos de Córdoba.

José Obdulio es una creación mediática como lo afirmó el Senador Benedetti en la Revista Semana del domingo 15 de Marzo, pero además, es una personalidad vacía que no ve más allá de sus propios dogmas y paradigmas. José Obdulio está empeñado en imaginar un país sin la Constitución del 91, que para él, es una desgracia. Tan sólo éste antecedente ya nos debería dar a los colombianos una razón de fondo para replantearnos la idea que tenemos de este personajillo infame. José Obdulio se estanca en sus propios debates semánticos que a nadie interesa, es tan creído y falaz que las palabras que salen de su boca están predeterminadas a hacer un ataque personal, mentiroso y caprichoso y no a desvirtuar los argumentos de fondo.

Lo que más nos debería sorprender a los colombianos, es la peligrosa cercanía que dicen, tenía con el Presidente Uribe. Además de no ser servidor público, razón por la cual un magistrado –ante los ataques y arremetidas contra la CSJ atinadamente no ‘respondió’ a sus ataques porque no gozaba de ningún fuero- ignoró sus palabras, el ex asesor presidencial podía salir a maldecir e insultar a quien se le pasara por el lado sin consideración alguna y sin que nadie lo sancionara por sus posibles intromisiones en asuntos que no son de su "competencia", ni incumbencia.

Demos gracias (¿?) a Uribe por haberlo ‘sacado’ del staff de su despacho. Sin embargo, no podemos olvidar a este prepotente, infame y caricaturesco personaje pues de seguro, nos va a causar muchos dolores de cabeza en el futuro próximo. Se dice, que podría ir al Senado por el nuevo partido uribista que está por formarse. No obstante, también existe el grave peligro de que este insensato dogmático llegue a formar parte de la Honorable e irrespetada –por Uribe- Corte Constitucional. De llegarse a dar la trágica segunda posibilidad, estaríamos en grave peligro no sólo de ver de nuevo un Estado liderado por la Iglesia católica, sino un Estado ya no social de derecho, sino de derecha.

domingo, 1 de marzo de 2009

La cortina de humo

Las recientes salidas en falso del ‘asesor’ presidencial muestran el afán de la Casa de Nariño por desviar la atención de la opinión pública sobre las muy serias y graves faltas que se han cometido por y dentro del DAS. Los últimos dos días Gaviria ha aparecido en todo tipo de entrevistas y debates tanto televisados como radiodifundidos; la primera de ellas una penosa –menos mal que fue corta- intervención en los medios de comunicación en la que se enredó con sus propias palabras tratando de echarle la culpa al director de la revista Semana por la publicación de las interceptaciones ilegales

El debate sobre la publicación de las grabaciones tiene varias posturas, una de ellas, la que sostiene el ‘asesor’ presidencial señala que una de las formas de comisión del delito que se configura en el tipo penal 192 que establece que “si el autor de la conducta –ilícitamente conocer una comunicación privada- revela el contenido de la comunicación, o la emplea en provecho propio o ajeno o con perjuicio de otro” incurre en una falta que interesa al derecho penal. Es decir, Semana estaría –según la tesis de José Obdulio- cometiendo un delito al publicar el contenido de las interceptaciones ilegales realizadas por el DAS. Es un debate perfectamente discutible que sin duda va a entrar en tensión con la libertad de información, la protección de las fuentes y el derecho de los medios a informar debidamente los hechos que lesionan el Estado social de derecho.

El hecho es que no se puede ahora centrar el debate en deslegitimar el mensajero para olvidarse del tema de fondo: la grave situación del DAS. que corre el peligro de desaparecer prontamente pues ha demostrado en los últimos años ser un nido de ratas que utilizan los mecanismos de inteligencia a favor de intereses oscuros y particulares. Sin duda las declaraciones y los ataques de José Obdulio –que han tocado hasta la Corte Suprema de Justicia- muestran un afán por minimizar el problema a sabiendas que es una salpicada directa al Despacho presidencial. No podemos olvidar que el DAS depende directamente de el Presidente de la República y en ése sentido, es difícil creer que no se sabe lo que pasa al interior del organismo. Más aún cuando en los últimos años se han cambiado ya 3 directores, uno de los cuales está tras las rejas por poner a disposición de éstos el DAS y que debe recordarse bien, fue nombrado por el Presidente quien califico como "un buen muchacho".

Una vez más se muestran los malos hábitos políticos y autoritarios del Presidente al tratar de minimizar los problemas gravísimos que se presentan en el país en vez de ponerles el pecho y aceptar su responsabilidad. Ya una vez dijo que a la oposición en Colombia se le hacían seguimientos e inteligencia militar para saber en dónde andaban, con quién y para qué. Lo anterior, claros síntomas de que el espíritu demócrata del Presidente parece haberse diluido con el paso del tiempo; probando una vez que la permanencia en el poder lo único que hace es alimentar el deseo de permanencia siempre deslegitimando a la oposicion, haciendo ataques personales y desobligante y en consecuencia polarizando a la opinión pública en un pais donde la tolerancia politica cada vez es mas reducida.

El Presidente debería concentrarse en solucionar los problemas de fondo que más lo aquejan y no tratar de ocultar los síntomas de una enfermedad grave debajo del colchón. Puede que esos síntomas de una enfermedad grave se conviertan en la muerte del Estado social de derecho como lo conocemos y la bienvenida a un régimen totalitario. Jose Obdulio ha demostrado ser un personajillo que esta dispuesto a enfrentarse a quien sea con tal de esconder las fallas graves del Presidente y su staff. Jose Obdulio Es una cortina de humo.

martes, 10 de febrero de 2009

Un Ministro obsoleto

Desde los tiempos de la colonia los colombianos hemos soportado las inclemencias de la vasta y variada geografía de nuestro país. Sin embargo, es una infamia la crisis de infraestructura en la que se encuentra sumido el país. Las grandes y medianas ciudades del país atraviesan condiciones particularmente similares: huecos, huecos y trancones. Pocas de las carreteras importantes del país se encuentran en buenas condiciones que ofrezcan seguridad y tranquilidad a los viajeros. Atravesar el país es una odisea que cobra al año cientos de vidas. Basta mirar los seis meses anteriores donde en sólo dos accidentes (uno en la vía que comunica Nariño con Putumayo y el segundo, la que comunica al Chocó con Antioquia), las vías del país cobraron las vidas de más de cincuenta personas (numerosos niños entre los muertos).

Si bien no se puede culpar al jefe de la cartera de transporte por errores cometidos históricamente, sí se le puede reprochar la ineficacia de su labor en cuanto ejecución de obras se refiere. No es fortuito tampoco que este tipo de situaciones embarazosas se den a pesar de los nombramientos de personajillos como Daniel García, el destituido pero intocable director de Invías que resulta ser un consentido más de nuestro ‘glorioso’ Mr. President. El mismo que llegó a ese cargo con la complacencia del primer mandatario que conocía perfectamente los impedimentos que se presentaban en cada uno de los nombramientos que él mismo aprobó y realizó. Lo mismo ocurre con el Ministro de Transporte: la cartera más ineficiente del gobierno central y la que se ha llevado gran parte de las críticas de los opositores. Sin embargo, Andrés Uriel Gallego no deja su despacho porque resulta ser uno de los hombres más cercanos al Presidente, y a pesar de su incompetencia, merece un puesto en el gabinete por todos estos años de lealtad.

Lo cierto es que el Gobierno central ha descuidado muchos de los asuntos que más debería cuidar pues no todo se trata de seguridad. Si bien la seguridad trae confianza y desarrollo, éste último sólo es posible con una infraestructura moderna que ofrezca las condiciones para que el país mejore el tráfico de bienes y servicios. Mientras el país se sumerge en “fallas geológicas” –única respuesta que dan al mal estado de las vías-, el Ministro no hace un seguimiento diligente de las vías que están a su cargo y por eso el mal estado de las vías que se supone, están a cargo de concesionarios que realizarían grandes inversiones. Ejemplo de lo anterior es la vía que conduce de Villeta a Honda: es intransitable pues hasta maleza la cubre –a pesar de ser una doble calzada que fue construida hace menos de 6 años-.

En resumidas cuentas, el Ministerio de Transporte necesita una seria intervención que le proporcione además de herramientas para perseguir a los concesionarios que violan sistemáticamente los derechos de los ciudadanos, un presupuesto que implique un giro de 180º en la política de infraestructura del país.

Por último: bochornosa la pataleta pública del Comisionado de Paz, como si fuera un niño que no le compran el juguetico que queria.

domingo, 25 de enero de 2009

Las mañas del Coronel Plazas Vega

Las trabas y el entorpecimiento de procesos jurídicos no son nada nuevo en Colombia. Es común ver en los noticieros cómo salen libres criminales capturados en flagrancia por vencimiento de términos –como sucedió durante la vigencia del paro judicial-. Esto último, a lo que le apunta el famoso Coronel Plazas Vega, otrora encargado de “recuperar la democracia” en aquellos funestos hechos de noviembre de 1985.

No se trata aquí de prejuzgar a alguien a quien la justicia no ha condenado aún, pero sí se trata de reprochar –al menos moralmente- las mañas y trucos que ha utilizado el Coronel para escapar del juicio que se le sigue por el desaparecimiento de algunos sobrevivientes de la toma del palacio por parte del grupo guerrillero M-19. El más reciente truco de su amplio repertorio fue lograr que un juez militar -que probablemente ya está en la mira de las autoridades- alegara competencia dentro del proceso para así suspenderlo y buscar que el expediente se devuelva a la justicia penal militar.

Ya se ha dicho muchas veces antes que para el tipo de delitos que se le imputan al Coronel no se puede considerar como una falta bajo el servicio, sino como un delito que lo debía juzgar la justicia ordinaria y por la misma vía excluir a la penal militar. Se ha visto antes el favorecimiento que se les ha dado a algunos miembros de la fuerza pública cuando se les siguen procesos de ésta índole bajo la justicia militar y por eso, la jurisprudencia ha sentado el precedente para que esos casos de delitos que involucran DDHH sean investigados y juzgados por vía ordinaria.
Han pasado ya más de veinte años sin que se sepa a ciencia cierta las condiciones de tiempo, modo y lugar en que fallecieron los sobrevivientes de la toma aquél noviembre. Las víctimas siguen exigiendo verdad y justicia en un acto de valentía y persistencia. Ahora todo está en manos del Consejo Superior de la Judicatura que se encargará de resolver este conflicto de competencia. Deja mucho que desear un personaje que se trata de escabullir a la justicia en vez de enfrentarla con tranquilidad.

Una vez más, una muestra clara de cómo en Colombia los deberes morales siempres van por debajo de los intereses personales.

Por otra parte, esta va a ser una oportunidad para que la cuestionada Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura se estrene y demuestre que a pesar de haber sufrido los embates de los nombramientos políticos –gracias al Presidente Uribe- puede decidir en derecho y ajustarse al orden constitucional.