Desde los tiempos de la colonia los colombianos hemos soportado las inclemencias de la vasta y variada geografía de nuestro país. Sin embargo, es una infamia la crisis de infraestructura en la que se encuentra sumido el país. Las grandes y medianas ciudades del país atraviesan condiciones particularmente similares: huecos, huecos y trancones. Pocas de las carreteras importantes del país se encuentran en buenas condiciones que ofrezcan seguridad y tranquilidad a los viajeros. Atravesar el país es una odisea que cobra al año cientos de vidas. Basta mirar los seis meses anteriores donde en sólo dos accidentes (uno en la vía que comunica Nariño con Putumayo y el segundo, la que comunica al Chocó con Antioquia), las vías del país cobraron las vidas de más de cincuenta personas (numerosos niños entre los muertos).
Si bien no se puede culpar al jefe de la cartera de transporte por errores cometidos históricamente, sí se le puede reprochar la ineficacia de su labor en cuanto ejecución de obras se refiere. No es fortuito tampoco que este tipo de situaciones embarazosas se den a pesar de los nombramientos de personajillos como Daniel García, el destituido pero intocable director de Invías que resulta ser un consentido más de nuestro ‘glorioso’ Mr. President. El mismo que llegó a ese cargo con la complacencia del primer mandatario que conocía perfectamente los impedimentos que se presentaban en cada uno de los nombramientos que él mismo aprobó y realizó. Lo mismo ocurre con el Ministro de Transporte: la cartera más ineficiente del gobierno central y la que se ha llevado gran parte de las críticas de los opositores. Sin embargo, Andrés Uriel Gallego no deja su despacho porque resulta ser uno de los hombres más cercanos al Presidente, y a pesar de su incompetencia, merece un puesto en el gabinete por todos estos años de lealtad.
Lo cierto es que el Gobierno central ha descuidado muchos de los asuntos que más debería cuidar pues no todo se trata de seguridad. Si bien la seguridad trae confianza y desarrollo, éste último sólo es posible con una infraestructura moderna que ofrezca las condiciones para que el país mejore el tráfico de bienes y servicios. Mientras el país se sumerge en “fallas geológicas” –única respuesta que dan al mal estado de las vías-, el Ministro no hace un seguimiento diligente de las vías que están a su cargo y por eso el mal estado de las vías que se supone, están a cargo de concesionarios que realizarían grandes inversiones. Ejemplo de lo anterior es la vía que conduce de Villeta a Honda: es intransitable pues hasta maleza la cubre –a pesar de ser una doble calzada que fue construida hace menos de 6 años-.
En resumidas cuentas, el Ministerio de Transporte necesita una seria intervención que le proporcione además de herramientas para perseguir a los concesionarios que violan sistemáticamente los derechos de los ciudadanos, un presupuesto que implique un giro de 180º en la política de infraestructura del país.
Por último: bochornosa la pataleta pública del Comisionado de Paz, como si fuera un niño que no le compran el juguetico que queria.
martes, 10 de febrero de 2009
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