jueves, 25 de junio de 2009

Vuelve y juega: José Obdulio

En nada contribuye al debate los extremismos inventados a los que llega José Obdulio. Este personajillo ha demostrado que para él un detractor de Uribe es nada más que simpatizante con las FARC. Comparar a un ciudadano que tiene y defiende su derecho a opinar, discrepar y más importante, a expresar su desacuerdo con el mandatario de turno sin importar quien ostente tal calidad es tanto irresponsable como insolente. Gaviria, se limita a descalificar todo argumento por cierto que sea, con la premisa de que quien pida otra solución al conflicto diferente a la guerra, desea que se vuelva a la era del “caguanismo”, como él mismo lo llama. Su columna de opinión en El Tiempo es una pérdida de papel, tinta y tiempo.

Nada más demostrativo de lo anterior es su más reciente columna en la que reseña un incómodo encuentro del presidente con un jóven médico cartagenero. El video muestra claramente cómo el jóven increpó a Uribe para que respondiera por las víctimas del Estado, por las de los paramilitares y por las inversiones sociales que tanto promociona Uribe pero que poco se ven. A esto, Gaviria lo considera que “Un joven de apellido Borja fue, en Cartagena, la punta del iceberg de la acción que se nos viene encima. Un gritón histérico, acusó de antidemócrata -¡qué paradoja!- al presidente Uribe, quien, en cambio, le defendió con paciencia su derecho a hablar. Pero, seguro, ellos no quieren diálogo, no lo resisten. Nos quieren imponer su ley, por las buenas o por las malas. Y si no nos sometemos, para eso aplican la doctrina Sastre, la misma de las Farc".

¡Qué demencia! Este señor no ve más allá de sus narices. Su obsesión personal por Uribe hacen recordar a los más cercanos de Hitler. Yo me pregunto, ¿qué tiene de demócrata Uribe? Quizás su primera elección. De ahí para adelante… veámos: cambió la constitución para hacerse reelegir a sabiendas que ése no era el espíritu de la misma. No le bastaba, lo tenía que hacer con todas las maquinarias del Estado a su servicio: ofreció prebendas a congresistas, siguió, persiguió e intimidó a la oposición durante su segunda campaña según se revela del proceso que se sigue contra el D. A. S. Ahora, ad portas de finalizar su segundo mandato y con la el sabor del poder en la boca, se quiere quedar a como dé lugar. Este Gaviria, poco de democracia sabe. Su pensamiento se reduce a pensar la “doctrina” del presidente Uribe; vaya labia la que tiene para escribir libros enteros de cómo echar bala y hacer populismos. No se necesita ser un genio.

Fuera de eso, la Fiscalía tiene serios indicios que por las manos de este oscuro personaje que cree que sigue en el medioevo y sueña con una Colombia sin la Constitución del 91, pasó y quizás se ordenó la mayor parte de los movimientos turbios y criminales ejecutados por el D. A. S. desde la administración de Noguera, otro protegido de Uribe que resultó siendo un criminal con largo prontuario.

Y es que además, la gente está tan cegada con Uribe que no se inmuta por la cantidad de escándalos que han rodeado sus mandatos; en cualquier democracia sería inaceptable siquiera uno de los tantos de los que ha sido protagonista Álvaro Uribe. Para empezar, el arriba mencionado Noguera fue uno de sus consentidos y mas allegados: resultó siendo enlace entre paras y el organismo de inteligencia. En segundo lugar, el escándalo de la canciller Araújo por los vínculos de su familia con los jefes paramilitares. Su Ministro del Interior tiene involucrado a su hermano menor en un proceso penal de alto calibre que involucra alianzas con criminales de alto perfil. Otro, que muy similar al famoso Watergate, y aún sigue vivito y coleando son las famosas “chuzadas”, que no fueron sólo interceptación de todo tipo de comunicaciones sino también seguimientos e intimidaciones. Las ejecuciones ilegales de jóvenes inocentes de escasos recursos, ya habrían tumbado a cualquier presidente.

Oígase por último esta locura traída de la mente retorcida de Gaviria. Dice, refiriéndose a Colombianos y Colombianas por la Paz; “Analicen los lectores su discurso: descubrirán que dicha Oenegé, pónganle la firma, terminará reclamando en tribunales internacionales la condena al presidente Uribe y del general Padilla para que paguen una indemnización por el "asesinato" de 'Raúl Reyes'.”. Es demasiado irresponsable este discurso: para Gaviria los intelectuales, políticos y ex secuestrados son secuaces del grupo terrorista que intentan desmontar y que del Gobierno sólo han recibido injurias y calumnias.

Pero en Colombia no, aquí los modales democráticos no existen. Personas como José Obdulio, no ayudan a mejorar esas condiciones mínimas para la democracia; su trabajo consiste en justificar todo argumento en contra del régimen con la recuperación de la seguridad. Se encargó de “sacar” (con un libro) a sus amigos del enredo de la parapolítica pero nadie le paró bolas. Toda su estrategia conduce a crear la idea en el colectivo de que sin Uribe no va a haber más seguridad, ni avance en búsqueda del fin del conflicto. Claro está, intentando ablandar la opinión para cuando Uribe le dé la estocada final a la Carta.

PUNTILLA: la propuesta de Valencia Cossio de revivir la inmunidad parlamentaria fue tan rechazada por el colectivo que, Uribe tuvo que salir públicamente a “regañar” a su Ministro por tal idiotez. Lo que queda en duda es si, ¿en realidad lo dijo de manera autónoma o si fue una locura que el poder produjo en Uribe?

LINKS: EL ARTÍCULO Y EL VIDEO LOS PUEDEN VER EN:
-"De la calumnia a la agresión terrosita":
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/joseobduliogaviria/de-la-calumnia-a-la-agresion-terrorista_5514327-1
-Video enfrentamiento:
http://www.youtube.com/watch?v=nQ5CLOBFr9w

domingo, 14 de junio de 2009

¡Qué peligro de intenciones!

Por fin se sabe hasta dónde está dispuesto el Presidente a ir por hacerse reelegir: no hace falta modificar ésta constitución, se necesita una nueva hecha a la medida para que se quede en el poder hasta cuando le dé la gana. Es tal el afán del Presidente por quedarse en el poder, y tal su irrespeto por las instituciones y el orden jurídico establecido que cada vez se parece más al totalitario Chávez. Falta que censure a la oposición (no significa que no la intimide, persiga y chantajee desde hace tiempo) y cierre Noticias Uno y El Espectador.

Qué tristeza pensar que por un capricho personal y no por la unión de los ciudadanos en torno a objetivos comunes se ponga en peligro la institucionalidad del país. Hace 20 años el ambiente era totalmente distinto, aunque la mayoría de estudiantes de la Facultad poco o nada recordamos, basta leer prensa de la época para constatar que en el ambiente se sentía la cooperación y las ganas de llegar a un gran acuerdo nacional que permitiera superar los grandes problemas que, infortunadamente, siguen intactos –narcos, guerrilla, paras, pobreza, corrupción-. Hoy día, los irresponsables parlamentarios uribistas proponen convocar una Asamblea Constituyente que tenga un solo propósito: diseñar una carta hecha a la medida de Uribe. Tal como lo hizo Chávez en Venezuela, tal como lo han hecho Correa y Evo. No se necesita ser de izquierda para ser dictador, ni para ser mal visto por nuestros vecinos.

Como lo señaló La Silla Vacía, el Presidente ha ido desarrollando una nueva tesis (probablemente ideada por el ‘audaz’ José Obdulio) que se basa en que el estado superior de la democracia es el Estado de opinión. Básicamente lo que condona dicha tesis es que lo que digan las mayorías prima siempre, sobre las instituciones y el derecho. Es decir, legitima los cambios en la Constitución que conducen al totalitarismo basándose en la falsa premisa de que las mayorías son lo que importa. Hace siglos que la academia dejó de pensar en la dictadura de las mayorías. Los federalistas nos enseñaron que las mayorías no deben cambiar las reglas de juego por que podrían ser en el futuro, minorías sometidas a la voluntad irrefutable de las mayorías.

Por otra parte, convocar a una constituyente evitaría que el referendo, que ya suficientes obstáculos atraviesa pueda ser tumbado en última instancia por una Corte Constitucional de la que se desconfía, principalmente por su reciente renovación y la falta de fallos que permitan identificar posibles decisiones. Si no es de bolsillo, como muchos han sugerido, va a sostener la tesis expuesta cuando se aprobó la modificación que dio vía libre a la primera reelección. Por el contrario, si acepta el argumento que legitima la dictadura de mayorías, nos veremos amenazados por un Presidente que aparente ser democrático pero que poco tiene de ello.

domingo, 7 de junio de 2009

¡Qué ironías!

El recién nombrado presidente del Partido de la U recibió hoy otro duro golpe: la Comisión de Ética negó la recusación contra el Presidente de la Cámara. No sólo por sus errores de redacción y gramática (igual que la pregunta del referendo reelecionista, ¿síndrome del uribismo?) sino por su carencia de fundamentos de hecho y de derecho. Es tan ingenuo y tan mal político el psicólogo Restrepo que, en menos de un mes ya ha tenido varias salidas en falso, ha cazado peleas con miembros de la bancada uribista y ha mostrado ser, un títere más de Uribe. Un títere que no está llamando a la unión sino tratando de reducir la influencia de dos de los posibles contendores políticos del Presidente: Juan Manuel Santos y Vargas Lleras. Ambos, salieron en la “gran encuesta” como punteros en el evento en que el Presidente no se lanzara a las elecciones; ambos, eran las cabezas visibles de los dos partidos más importantes de la coalición de gobierno; ambos, han tenido sus encontrones con Uribe. A diferencia de Andrés Felipe Arias, Juan Manuel Santos puede que a última hora decida armar rancho aparte y lanzarse en contravía de lo que su ex jefe le indique; es lo que ha caracterizado a Santos y es lo que muchos creen que puede terminar pasando de aprobarse la reforma a la constitución que le da vía libre a la segunda reelcción del presidente.

La estrategia de Uribe es reducir los espacios para que estos animales políticos queden sin visibilidad y en consecuencia, pierdan favorabilidad e intención de voto. En otras palabras, debilita a sus alfiles para fortalecerse él y darle vía libre a su nueva reelección. Así, con Cambio Radical intenta poner en contra de su director a gran parte de los parlamentarios y llevarlos a que rompan la unidad de sus filas; lo hizo con el famoso lambón Roy Barreras y así mismo, el representante Rodrigo Lara que está de parte de Vargas Lleras, ha cazado peleas con los desertores y con el mismo gobierno. Es una lucha de todos contra todos en la que el único posible ganador es Uribe.

Por otra parte, Juan Manuel Santos, cada vez coge más fuerza y da gala de su gran habilidad estratégica. Ha jugado todas su fichas bien: fundó el partido que más votos le dio a Uribe tanto en su primera como en su segunda elección; tuvo un Ministerio “impecable” a no ser por las atrocidades de los falsos positivos; se retiró de su cargo justo a tiempo y; ha mostrado tener agallas al declarar contra mandatarios como Correa y Chávez, punto que goza de alta favorabilidad entre los colombianos. Vargas Lleras por otro lado, no se muestra simpático ni jovial, ni intenta conseguir votos. De él se sabe que recorre el país para estar en ‘contacto’ con la gente, cuña utilizada por todos los que están en la carrera. Es cierto que la técnica de “conocer el país” y recorrerlo es una buena manera de entrar en contacto con la ciudadanía y de figurar en las noticias.

Restrepo, el novato de la política nacional, puede que por querer ayudar a agilizar el trámite del referendo reeleccionista lo haya enterrado definitivamente al recusar el presidente de la Cámara, Germán Varón. La recusación que ya se resolvió, metió al congelador la elección de los congresistas que irían a la comisión de conciliación de los textos aprobados por ambas cámaras. Para rematar, un “hábil” ciudadano decidió recusar al presidente del Senado para que éste tampoco pudiera elegir a los conciliadores, con lo que se abrió la puerta a otra demora adicional para el obstaculizado trámite de la iniciativa popular.

Así las cosas, parece ser que Restrepo, intentando cumplir todos los mandatos de su jefe podría terminar por enterrar toda posibilidad de que el uribismo se una bajo una sola bandera y de que su jefe se quede en el poder hasta 2014. Qué ironías de la vida.

Puntilla: es cierto que la contienda hasta ahora comienza pero, lo sucedido al inicio de esta semana que termina en relación con el debate programado por RCN y otros, es una falta de consideración con el elector y la ciudadanía en general. Los candidatos deben aparecer en los medios y responder interrogantes clave que pueden determinar o no la decision del ciudadano por uno u otro candidato. Es importante que los votantes lo hagan, con conocimiento de fondo de los planteamientos y propuestas de los candidatos; es apenas una condición minima de responsabilidad electoral del ciudadano. Sin embargo, en Colombia parece que esos modales democráticos o se perdieron, o nunca se tuvieron.

miércoles, 13 de mayo de 2009

¡Qué cinismo!

Leer la columna de opinión de José Obdulio en El Tiempo es un ejercicio dispendioso. No por su extensión, ni por su lenguaje soez e hipócrita, sino por que frase tras frase lo único que se limita a decir son falacias del mayor calibre recargadas de la peor agresividad. José Obdulio es el testaferro ideológico del presidente Uribe, ése presidente que ya no lee prensa ni ve noticieros pero que manda a sus secuaces a defender sus abusos y disfrazar sus embarradas. Claro ejemplo de esto es la columna publicada hoy miércoles 13 de mayo de 2009; para comenzar, el artículo osa llamarse “sí a la reelección”. Como es costumbre, introduce el tema con un sesgo que resulta peligroso y que apunta a polarizar la opinión. Véamos cómo se refiere a los no uribistas (hemos dicho en estas páginas que no se hablará de antiuribistas): “La minoría política colombiana, la secta de la antirreelección, está convencida de que la mayoría política, los reeleccionistas, somos una turbamulta de oligofrénicos y tarados.”. Se debe resaltar que los términos con que el señor Gaviria se refiere a la minoría colombiana apuntan precisamente a compararla con una “secta”; las sectas bien se sabe, sea cual se su razón, no son conocidas como una buena cualidad. Utilizar este lenguaje maquillado y mediocre envía un mensaje agresivo nada conveniente para la deliberación colectiva y el ejercicio democrático.

Sigamos adelante: para José Obdulio está claro que los que no están con Uribe necesariamente deben estar con el enemigo, esto es: las FARC. Veamos estas líneas pobremente escritas y dolorosamente leídas; así se refiere a la necesidad de no promover la nueva reelección y los motivos que tenemos para oponernos a ella: “por fin se ha encontrado al líder que ha de suceder al tirano Uribe, al guerrerista, al insensato que nos quita al Caguán, nos niega el acuerdo humanitario para canjear 'prisioneros de guerra' en manos del Estado por 'prisioneros de guerra' en manos de la guerrilla (que el Presidente, intransigente, insiste en mal llamar secuestrados); que trabaja los sábados y domingos (que son días de guardar) y pretende contradecir el mandato divino, que ellos sí sabrán respetar, de que Colombia sea, por siempre, un país mal gobernado, pobre y violento”.

Estas líneas del testaferro mediático de Uribe demuestran claramente el pensamiento retrógrada que trata de imponer el Presidente, como figura autoritaria y omnipotente que es, violando la Constitución y las leyes, los valores democráticos, éticos y políticos. Para Gaviria y Uribe, el único capaz de manejar las riendas del país es el Presidente y para ello se sirven de interpretaciones reforzadas de los hechos que se limitan a discusiones semánticas muchas veces, y otras a interpretaciones o percepciones. Es que no es sólo esta columna, también ya se ha hablado en estas páginas del libro sobre Parapolítica y de los mismos argumentos sesgados e irracionales de un personaje que se jacta de ser un “académico”; por ejemplo, afirmar que deseamos el regreso de la Zona de Distensión.

Si Gaviria fuese la mitad de lo académico que dice ser, se opondría por simple sentido común a la imposición de una reelección. Parece ser que la formación de Gaviria ha sido siempre ser un segundón, un mandadero que hace el trabajo sucio y que no recibe crédito sino huevos en la cabeza.

Ahora este personajillo de quinta, pretende lanzarse al Congreso; Con Ojos de Estudiante se pregunta: ¿quién será tan insensato como para votar por personaje tan tenebroso?

PUNTILLA: son muchos los escándalos que amenazan la popularidad de Uribe: DAS, zona franca Uribe-Moreno, falsos positivos, parapolítica, al mismo tiempo, ya comienzan a verse la cortinas de humo como la salida en falso del Dr. Ternura ex comisionado de paz Luis Carlos Restrepo al negar la existencia las chuzadas, la oferta de recompensas por información de los culpables de la chuzadas (¿ya denunciaron a José Obdulio?) y debate en el Senado ayer por la zona franca al cual Tom y Jerry no asistieron por miedo a quedar en evidencia públicamente: lamentable lamentable. El régimen tiembla y parece ser que el sol le pega en la espalda en su séptimo año de mandato.

domingo, 10 de mayo de 2009

¿Reelección?

Parece ser que la agenda legislativa sólo se ocupará de los referendos: agua, prisión perpetua para violadores y reelección (desde la promulgación de la Constitución de 1991 no había representimiento comparable de proyectos, hoy supera la cifra por más de 70 proyectos). Los legisladores colombianos siempre se han caracterizado por aprobar reformas y leyes sin mayor discusión, es parte de una deficiente cultura democrática. Se dio en la primera reelección y se está dando con la discusión del referendo promovido por la bancada de gobierno. Las consecuencias institucionales de la modificación que se pretende hacer a la constitución no han sido contempladas y aquellos de la oposición que tratan de promover un debate de altura se quedan con los crespos hechos ante la apatía y el silencio de la bancada de gobierno.

Es lamentable que un asunto de mayor trascendencia pase sin mayor discusión los debates que por ley debe transitar. Los parlamentarios colombianos le hacen el quite a su responsabilidad política; responsabilidad que no debe reducirse a votar sino, a votar a sabiendas de que se ha llevado una discusión seria y respetuosa independientemente de si se está o no de acuerdo con la iniciativa. Es esa misma irresponsabilidad la que ha mostrado el Presidente durante sus siete años de gobierno. Para comenzar, la bandera principal de campaña (además del corazón grande y su mano fuerte) era cero politiquería; pues bien, parece ser que durante el mandato de Uribe, además de torcerle el cuello a la ley cuantas veces se ha querido, se ha promovido un clientelismo que parece ajeno a esta cultura política corrupta e ignorante.

No se trata aquí de si somos o no uribistas, se trata de la defensa de la democracia propiamente dicha. Es decir, la discusión que se debe dar en el Congreso respecto al Acto Legislativo que pretende cambiar la elección del Presidente, debe ser responsable y debe tocar temas de fondo y no limitarse a la redacción de la propuesta de artículo o a las discusiones semánticas de la misma; una reforma constitucional como la que se pretende aprobar modifica cuestiones de fondo, como la elección de entes de control y altos magistrados (no cuestiones ligeras o de poca monta).

Lo menos que podemos exigir de nuestros representantes, incluyendo los de la bancada de gobierno (que como los señaló la revista SEMANA parecen borregos que responden sólo a burocracia), es que se discutan la reforma y sus consecuencias sin el sesgo personalista que crea Uribe (o la necesidad de vencer a los adversarios del mismo).

Todo lo anterior no se daría en un país que le da prioridad a los valores democráticos antes que a los intereses personalistas. Lo lamentable es que Uribe se ha encargado de promover la segunda, polarizando día a día a la opinión pública, llevando a que los uribistas vean a los no uribistas (y no, antiuribistas) como el enemigo y no como la contraparte de un debate que debería llevarse con los más altos estándares éticos.

Más lamentable aún es, que hasta ahora los medios de comunicación decidan ocuparse de un asunto tan trascendental como son las funestas consecuencias que tendría una tercera elección o de Uribe, o la aprobación del referendo reeleccionista y no limitarse a preguntarse si el Primer Mandatario aspiraba a un tercer mandato o no (deseo que se evidenció hace mucho). Igual de lamentable es que no sean visibles los válidos argumentos que esgrimen los de oposición y en cambio se limiten a pasar ¨tomas¨ del Presidente cuadrándose la corbata o dándole un abrazo a una anciana campesina en un consejo comunal.

Por esta vez la clase dirigente debería actuar en pro de la sociedad y sus instituciones y no por ser complaciente con el primer mandatario.

domingo, 19 de abril de 2009

Entrevista a Antonio Barreto. Profesor Universidad de los Andes. Especialista en Derecho Constitucional

15 abril 2009

Con Ojos de Estudiante: ¿Cree usted que con la modificación a la Constitución de 1991 en términos de reelección se alteró el equilibrio de poderes?

Antonio Barreto: Con la reforma a la Constitución del artículo que permite la reelección del Presidente, sin tener en cuenta la modificación que eso introducía en el nombramiento de otras instituciones y de otras entidades de control; claro, afectó el balance de poderes. Una reforma seria y comprensiva de la figura presidencial y de la reelección debería tener en cuenta todos estos impactos en los organismos de control, la banca central y la elección de magistrados. Debería tener en cuenta pero, simplemente no se tuvo en cuenta luego, sí creo que afectó de manera significativa el balance de poderes y eso uno lo ve hoy.

COE: esa modificación fue demandada posteriormente y en la sentencia, la Corte, creo que no se ocupó de los temas importantes. Como decir que debía revisar a fondo la Constitución por parte del Congreso. A mí me parece que a la Corte le faltó empuje no sólo para decir que la modificación a la Constitución era válida sólo por una vez, también una clara alteración de los poderes y para alertar un peligro inminente para la democracia.

AB: Sí. Digamos que la Corte ha tenido dos grandes oportunidades para pronunciarse sobre esto. La que usted se refiere es muy tardía y se dio por otro fenómeno. Entró por el fenómeno de la Yidispolítica. Entonces, la Corte allí ya tenía otras ocupaciones y preocupaciones políticas presentes. Eso debió haber sido materia de esa primera sentencia que avala la moficiación. Lo que pasa es que la Corte tiene una restricción y no puede analizar de fondo, en principio, este tipo de modificaciones a la Constitución; ahí tiene que hacer un análisis de forma. Ahora, la Corte de todas maneras vía el análisis de las competencias que tiene el Congreso para hacer esa modificación ha entrado a hacer elucubraciones de fondo. Pero eso es una crítica que incluso, al interior de la misma Corte ha tenido gran contradicción. Por ejemplo, Sierra Porto, que es el magistrado más antiguo y el constitucionalista de mayor connotación entre ellos, él piensa y lo coloca en su salvamiento de voto, que la Corte no tiene por qué pronunciarse sino sólo en asuntos de forma respecto a las reformas constitucionales.

COE: Claro, porque puede desvariar y puede irse por el lado más político que jurídico.

AB: Exacto, entonces la Corte simplemente se limitó a decir que no sustituía la Constitución, ésa modificación. Haber dicho eso ya fue muy avanzado para lo que se esperaba desde muchos, que dijera. Esos muchos decían que solamente se iba a limitar al análisis de forma. Entonces pensar que la Corte hubiera llegado a decir cosas como esas; que se alteraba el balance de poder no estaba en la mente de muchos porque la Corte hasta ahora estaba avanzando otra tésis política muy avanzada que era: nosotros podemos controlar políticamente al Congreso incluso cuando modifica la Constitución analizando los vicios de competencia.

COE: de aprobarse otra vez la modificación a la Constitución que permita una nueva reelección, ya vimos que ayer se radicó el proyecto de acto legislativa, ¿Qué consecuencias de fondo tendría? Ahí sí tendría que decir la Corte ‘esta vaina no va’, o el Congreso mismo debería decir esto tiene que ir de la mano, digamos, de un estudio muy serio y muy estructurado que tenga en cuenta todos los niveles y todas sus consecuencias porque es en todos los niveles que se verá su impacto.

AB: Claro, claro. Pues en la práctica, si se acepta esta modificación nuevamente sin contemplar el impacto que ello tiene en los organismos de control, en nombramiento de altos funcionarios del Estado, sería nefasto. Mucho más grave de lo que tenemos hoy día. Ahora bien, ¿qué es lo que puede decir el Congreso, qué es lo que puede decir la Corte? El Congreso en principio debe leer a la Corte Constitucional, y la Corte lo que ha dicho hasta ahora es, claramente, que una sola reelección del Presidente no sustituye la Constitución. Lo que dijo fue, una.

COE: Dos ya cambia el panorama…

AB: Dos cambia completamente el panorama, diría yo. Eso tiene un contraargumento fuerte también y que uno no puede desestimar. Y es que varios de la Corte lo han insinuado en las entrevistas…

COE: Como Pinilla…

AB: Como Pinilla, han insinuado que la voz del pueblo es el constituyente primario y que por lo tanto la modificación es viable. Entonces, tenemos esas dos orillas con varios argumentos porque hay más de uno de otro lado. Pero que aquí constitucionalmente está esto para ser debatido, ahora bien, independientemente de los argumentos jurídicos que se enarbolen y se pongan sobre la mesa, aquí ya todos sabemos de qué se está hablando y ya sabemos para dónde vamos.

COE: Ya todas las vías están copadas: el referendo sobre la mesa pero que es probable que lo retiren, con el llamado a indagatoria de Giraldo…

AB: Muy cuestionado y muy salpicado. Con el llamado a indagatoria es un dictamen de fallecimiento. Pero, en este país desafortunadamente hemos visto esperpentos entonces, uno tampoco puede descuidar que el referendo siga su camino. Como está, está súper salpicado y es por eso que sacaron este nuevo salvavidas.

COE: Antonio, ¿cómo blindar a la Corte Constitucional de politiquería?

AB: Esa pregunta es, desde un punto de vista de Estado, de Estadista, usted tiene que tener en cuenta de todas maneras que la Corte Constitucional hace política. Lo que pasa es que no puede hacer política partidista. Ni tampoco que esté siempre en connivencia con el Presidente de turno. Eso es lo que uno como Estadista debe tener en cuenta: por una parte no se trata de aislarlos completamente de la política porque digamos, ese esquema de hecho ya lo tuvo Colombia desde el plebiscito de 1957 a la Constitución de 1991, ellos se nombraban por cooptación. Era una cooptación plena: ellos mismos seleccionaban las listas de elegibles y ellos mismos votaban por esa lista. Entonces, entre nosotros magistrados armamos la lista y entre nosotros votamos para ver quién nos sucede. Eso blindaba completamente a la magistratura de cualquier avance que pudiera tener la política.

COE: Pero eso terminó creando una especie de mafia…

AB: Creó lo que muchos denominaron una aristocracia. Y por la manera como fue iniciado, también es algo falaz decir, aunque algunos lo sostienen pero yo no estoy de acuerdo, que estaba completamente blindada de la política porque la Corte Suprema también debía respetar la regla frentenacionalista de mitad conservadores mitad liberales. Entonces allí también habían puestos mitad conservadores mitad liberales. Por la puerta de atrás también entró la influencia política.

COE: ¿Qué tan malo sería volver a un sistema de cooptación?

AB: Yo no estaría de acuerdo con un sistema de cooptación plena. Yo sí creo que debe haber algún impacto o injerencia de la política. Pero, en el fondo lo más conveniente es combinar el eje de control político con el eje de control meritocrático. Y creo que eso es lo que en estas últimas dinámicas de selección de magistrados, Corte Constitucional y Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, es donde se ha visto que el eje de la meritocracia ha venido a relegarse a un segundo plano y eso no puede relegarse a un segundo plano. Entonces hay que mirar esquemas, y por eso le digo que esta discusión es súper amplia es para que uno dictara una materia seis meses, para ver qué esquemas. Yo creo, Santiago, que incluso tres ejes. Un eje, es el eje de lo democrático. Es decir, que tengan alguna sostenibilidad democrática. El segundo es el eje de control político. Es que los políticos, la clase política también tengan algún tipo de acicate en esos magistrados. Finalmente son los altos funcionarios que los van a controlar a ellos. El tercer eje es el meritocrático y es, que tengamos gente competente.

COE: Que es lo que en este momento se pone en tela de juicio…

AB: En la Corte Constitucional lo que está en tela de juicio es si los nuevos magistrados son competentes o no, uno. Pero dos, también lo que está cuestionado es si son fácilmente influenciables a las veleidades políticas del gobernante de turno. Ahí está el eje de control político: qué tanta autonomía tiene.

COE: Recientemente salió un artículo de Uprimny en el que señalaba que los jueces debían ser ingratos para con sus electores. Digamos que esa sería la ingratitud que estaría en tela de juicio con estos nombramientos…

AB: Claro, y esto se ha visto. Está la anécdota de Roosevelt que le preguntan cuáles son sus mayores fallas en el gobierno y él dice que sus mayores fallas fueron haber nominados a los magistrados que nominé para la Corte Suprema de Justicia quienes luego le dieron la espalda y fallaron en contra de él varias cosas.

COE: Antonio, en cuanto al proyecto de ley que se presentó que propone la reelección indefinida de alcaldes y gobernadores, ¿usted cree que está en peligro la democracia colombiana?

AB: Pues a mí la figura de reelección indefinida no me gusta personalmente. No hay una presión para que haya cambios en los gobernantes, haya transición y por lo tanto una modificación y una dinámica en donde varios aspiren y otros nuevos que surgen también puedan aspirar a lo mismo.

COE: Sobretodo en pueblo alejados… Eso tiende a crear los llamados ‘caciques’.

AB: Si usted mira la historia de nuestro país está llena de caciquismos. Está llena de los señores feudales locales. Entonces una regla como ésta facilita justamente, que ellos sigan predominando. Yo sí prefiero instituciones que den nuevos aires. La reelección indefinida no da. Yo simpatizaría con una reelección nada más, sólo una. Es decir, el esquema de que usted gobierne una vez y luego le den otro gobierno en donde el pueblo pueda manifestar su castigo al gobernante por haber gobernado mal, entonces no lo reeligen o su premio al gobernante por qué gobernó bien. A mí me gusta, me parece un buen esquema.

COE: Eso es un buen incentivo, ¿no?

AB: Es un buen incentivo pero máximo dos. De ahí en adelante….

COE: Indefinida es irresponsable….

AB: Indefinida es súper irresponsable porque es un incentivo institucional nocivo para que el mismo gobernante haga todas las movidas posibles para seguir perpetuándose. Él es el que tiene el poder, no uno. Ése es el punto.

COE: Es una clara desventaja para los otros. Es un juego que está desbalanceado. Antonio, ¿cómo hacerle entender a la gente la importancia de la Corte Constitucional y de la protección de la misma?

AB: Esa es una magnífica pregunta. Yo creo que ese es uno de los cambios enormes entre la Constitución de 1886 y la de 1991. EN la de 91 por lo menos, ya varios se empezaron a preguntarse “bueno y ¿Quiénes son esos nueve que comienzan a tener tanto poder, o modifican o tumban reformas tributarias?”. Yo creo que sí es importante que la gente se sensibilice en cuanto a lo que hace la Corte. ¿Cómo? Que es su pregunta… pues digamos la tutela ha ayudado mucho. La tutela ha tenido una labor pedagógica a lo largo y ancho del país, la gente más o menos tiene conocimiento de lo que es la tutela y eso es un modo de responder a su pregunta: con mecanismos que se acerquen más al pueblo. ¿Cuáles? La acción de tutela por ejemplo. Otros, de todas manera para que la gente sepa la importancia son los debates, opinión, cada vez más volver lo que diga la Corte un debate público en donde la gente pueda decir en qué está de acuerdo y desacuerdo.

COE: Como por ejemplo las audiencias públicas que propuso Elección Visible… ¿Esas audiencias públicas se podrían volver requisito para la elección de magistrados?

AB: Pues ojalá se pensara en un procedimiento en donde la gente tuviera voz y ese procedimiento fuera obligatorio. Ciertos pasos, que sean incluso para que la gente sólo sepa, no espacios de veto.

COE: Que no sea un obstáculo digamos…

AB: Exacto. Que sea obligatorio que se llevan a cabo. Yo creo que eso podría ser una buena idea. Elección Visible es una buena iniciativa pero yo creo que amerita un estudio particular para que se dé cuenta la gente que lo que hizo Elección Visible pues fue, muy buena voluntad pero por ser la primera vez no tuvo mucho impacto y eso le conviene a los políticos.

COE: Sobretodo que, tal vez en la última elección los candidatos a magistrados no tenían ninguna esperanza de nada porque ya sabían que hacían parte de las llamadas “ternas de uno”, y ya sabían cuales eran los elegidos. Entonces llegaron y hablaron dos minutos y chao. Creo que ni siquiera fue televisada.

AB: No, no fue televisada. Incluso Valdivieso manifestó su desacuerdo por que parece que las balotas de votación que pasaron sólo tenían un nombre. Es decir, era tan irrespetuoso, tan teledirigido y amañado el procedimiento que no les pasaron la balota con tres nombres sino sólo uno.

martes, 14 de abril de 2009

¿En qué anda Samuel?

La semana pasada llovía y llovía en Bogotá (y ya se había inundado gracias al río Fucha). Caminaba una tarde por el centro, cerca de la décima dónde las personas se portan como ganado arisco tratando de esquivar las obras de transmilenio, los amigos de lo ajeno y los buses que intentan atropellarlos. Después de caminar un par de cuadras me di cuenta de lo repugnante que me resultaba ese lugar; las basuras se acumulan en todas las esquinas, los habitantes de la calle hacen su necesidades en cualquier poste, los vendedores ambulantes ocupan el pequeño espacio que habilitó el concesionario para los patones en el andén y el smog de los buses y busetas realmente llega al punto de asfixiar cuando se pone la luz del semáforo en verde.

A todas estas me puse a preguntas, ¿qué ha hecho el Alcalde mayor para evitar estos problemas? ¿Dónde está un plan serio que incentive el uso de canecas y la recolección responsable de basuras? ¿Cuándo se empezarán a preocupar por el crecimiento acelerado de la población de habitantes de la calle que en su inmensa mayoría sufren graves trastornos de drogadicción? ¿Cuándo harán que los transportadores cumplan las normas ambientales y chatarricen los vehículos que contaminan irresponsablemente el aire de los bogotanos? ¿Qué pasó con las normas que prohibían la invasión del espacio público?

Es realmente desagradable caminar por la décima. El pequeño corredor está infestado de vendedores ambulantes que tienden sus tapetes e invaden la mitad del camino lo que conlleva a que la gente se estrelle, empuje y hasta pegue por tratar de pasar rápido porque va de afán. No exagero. Falta un control permanente de la Policía para que no monten sus negocios y obstaculicen el paso a los transeúntes en una de las zonas más concurridas de la Ciudad. Ni hablar de la higiene, el lugar está regado de basura por todas partes. Principalmente viene de la gente maleducada que no viendo una caneca al alcance de la mano decide dejarlo caer al piso y seguir su marcha en vez de caminar unos cuantos pasos y esperar encontrar una caneca. Claro está que también influye el factor de los habitantes de la calle y los llamados recicladores que de manera irresponsable y casi criminal rompen las bolsas de las basuras en busca de residuos o materiales que tengan algún uso y no recogen el desastre que dejan. Tampoco la Policía hace los controles estrictos que merece una problemática tan seria para la salud pública.

¿Dónde quedaron esas políticas públicas que apuntaban a la educación de los ciudadados?

También es bien sabido que las mafias del transporte público bogotano le hacen conejo a las normas de tránsito cuando se les da la gana y ningún alcalde ha tenido las agallas para enfrentarlos y ponerlos en su sitio. Tan sólo ayer se supo gracias a un estudio del parlamentario Simón Gaviria preocupantes cifras que revelan que conductores y propietarios de buses le deben millonarias sumas al Distrito en infracciones de tránsito. Tampoco ha logrado el Concejo de Bogotá hacerle frente a esta problemática y aprobar acuerdos que induzcan al infractor a cancelar su deuda con la Ciudad. Un ejemplo de este seria la posible extinción de dominio sobre el vehículo además de la revocatoria del cupo o licencia, bien sea el caso de un taxi o bus de servicio público respectivamente. Tampoco al Congreso le ha importado este tema que bien se puede extender a nivel nacional con los grandes transportadores de pasajeros por carretera, ampliamente reconocidos por ser los mayores causantes de fatales accidentes que dejan miles de muertos al año en las peligrosas vías nacionales.

No obstante lo anterior, el asunto de mayor gravedad me parece el de los habitantes de la calle. Cada vez más se acostumbra a ver en todas las esquinas de Bogotá a estos ciudadanos que vagan por las calles tratando de conseguir plata para comprar la dosis diaria. Es preocupante pensar que cada vez son menos efectivos los planes mediocres con los que cuenta la Alcaldía mayor, y claro está, las menores en sus respectivas localidades. También es preocupante pensar que de salir triunfante la iniciativa oficialista que pretende penalizar el consumo, estos individuos que son verdaderos enfermos con problemas graves y de fondo inevitablemente terminarían en una cárcel. ¿Por qué? Principalmente porque está comprobado que a los adictos no se les puede obligar a dejar de consumir sino que éste debe dejar de hacerlo por iniciativa propia. Recordemos que el proyecto de acto legislativo radicado tiene como sanción al abandono del programa de rehabilitación la pena privativa de libertad en caso de ser encontrado reincidiendo en el consumo.

Parece ser que el Alcalde Samuel tampoco le va a hacer frente a las mafias del transporte. Ni tampoco va a preocuparse por la salud pública de miles de colombianos que caminan por las calles del centro de Bogotá y se encuentran que ese panorama tan repugnante y asqueroso. Es poco probable por igual que intente promover programas educativos que provoquen un efecto positivo en el comportamiento del colectivo.

Frente al tema de los habitantes de la calle, está visto que para nuestros dirigentes ese capital humano vale la suma de cero y no merece ningún tipo de inversión, ni de tiempo ni de plata.