"Que quede claro: esa mala patria de Colombia ya no es la mía y no quiero volver a saber de ella. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir"
Así renunció a su nacionalidad colombiana el irreverente Vallejo. ¿Qué busca? Para muchos no es de sorprenderse esta nueva hazaña del autor de la ‘Virgen de los sicarios’. En mi opinión personal lo que busca Vallejo es trascender de su ínfima fama y tratar de aparecer en uno que otro titular de las noticias. Explica en su comunicado que el país del divino niño le cerró siempre las puertas a sus aspiraciones “para que me ganara la vida de una forma decente que no fuera en el Gobierno ni en la política, a los que desprecio, y me puso a dormir en la calle, tapándome con periódicos y junto a los desarrapados de la Carrera Séptima y a los perros abandonados, que desde entonces considero mis hermanos”. También aduce el casi popular escritor, que no pudo ser director de cine por que la patria no se lo permitió. Y ¡qué razón de peso la que da! ¡Si no se convirtió en director de cine fue por su propia culpa y su falta de talento! A decir verdad, no le creo su irreverencia. Sus controversiales escritos lo único que pretenden es generar impresión y disgusto a corto plazo y no un impacto real en el lector. Leer sus artículos tristemente publicados por SoHo es toda una odisea tortuosa. Leer a Vallejo es casi lo mismo que ver un ejemplar de Condorito o peor aún leer los horóscopos que El Tiempo publica.
Pienso que los verdaderos móviles de Vallejo son la fama y el dinero. Quiere pasar a la historia por haber sido irreverente, sin serlo en realidad. Lo triste de esto es que lo hizo para ‘agrandar’ su fama. Este mal llamado irreverente a quien le dan más importancia de la que merece se ensució el nombre de nuestra amada patria. Se ve en su débil espíritu –el de Vallejo- la pasividad que acompaña su verdadero ser. De ser así de irreverente como se dice que es, se quedaría acá para luchar; el cobarde salió hace 36 años de Colombia. Me causa una extrema tristeza y una indescriptible rabia que este escritor de 2 estrellas y cuya obra se ha visto bien retratada en la estúpida y tristemente pobre película de ‘La virgen de los sicarios’, use nuestro país para que en un par de años cuando su muerte alegre a gran cantidad de lectores, se anuncie en Wikipedia que de estúpido renunció a la Patria que lo vio nacer.
De nuevo, esto no se trata de un hecho aislado. De hecho, El Tiempo en su versión dominical informa que más de 2000 personas renunciaron a nuestra adorada patria en los últimos años. Es en las manos de los colombianos que está el futuro de nuestra patria. La opinión colectiva debe rechazar este tipo de actuaciones que sin aportar al debate, por el contrario empeoran la situación y reflejan el descontento y la poca convicción que tienen los nacionales por ayudar a un país en crisis. La sangre derramada en nuestra tierra debe servir para algo; nos deben nacer las ganas de ayudar al país y no huir como el cobarde e ‘irreverente’ de Vallejo.
domingo, 13 de mayo de 2007
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